lunes, 5 de noviembre de 2007

Regalitos para treintañeros

Y en vísperas de mi cumple (sí, el 7) unas joyitas de mano de la familia Telerín y Casimiro.
Ay, como hemos crecido! Entonces nos quejábamos y ahora, algunos días, no saldríamos de la cama. Lo único que no echo de menos son las torturas a las que me sometían en casa para conseguir que abandonara la fase REM. El peor, ¡quitarte las sábanas lentamente desde los pies de la cama mientras una se afanaba por tirar de la parte superior inmersa en una pesadilla en la que los perros salvajes querían comerse mis pies! ¡AHHHHHHHHHHHHHHHH!
Tampoco me agradaba mucho (y sigue sin) el encendido brusco de luces acompañado de aplausos (eso, del papá). ¡Ay! ¡Qué tortura! y ahora... un puñetero rayo de luz y ya me he desvelao. ¡No es justo! ¿Quién me reembolsará el sueño perdido?

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