Paseante dominical (¡Cuenten cuentos!)

En las cortas noches del verano no se precisa de cuentos para dormir a los niños. Los personajes de cuentos nos quedamos olvidados en los cajones o en el fondo de un bolso de playa del que nunca nos sacan. Sus padres prefieren verles jugar con la arena o que salgan de excursión con los abuelos. Y cuando cae la noche, tras una jornada tan intensa, los bajitos de la casa se rinden sin tregua al sueño, olvidándose de la gran aventura que reposa en la mesilla. Ahora, estos días, contarán medallas, medusas, mosquitos,... soñarán con ser Nadal y Phelps, un Messi, un Gasol,... ¡¿Quién puede competir contra ellos?! ¡Solo somos personajes de ficción, y si la realidad es maravillosa, nos apartan, creen que no nos necesitan...! Solo cuando hay bronca se oye el "aquí sentadito/a, donde yo te vea y nada de llorar. Toma, lee un rato"... El libro sinónimo de castigo protector del sol. El escudo que separa a la infancia de la diversión. Los libros de cuentos, entonces, ¿son para el invierno? ¿se puede recuperar un verano sin libros? Desde esta pequeña atalaya que Hache nos presta les pedimos que no dejen de contar cuentos a sus hijos, sobrinos, vecinitos,... porque nos dejan en el paro, y aún peor, en el olvido. Y si apartan a esos locos bajitos tan pronto de "Fantasía" luego no sabrán encontrar el camino... PD ¿Ya les contaron el de Pulgarcito y las miguitas? Sean felices, mejor, con regalices.