sábado, 22 de noviembre de 2008

La noche que nunca fue

Te mira, le miras. Sigues bailando y cada siete segundos vuelves a buscar sus ojos. No. No son los que recuerdas. Los de aquella noche eran más brillantes, tanto como la luna que llenaba el cielo. En aquella madrugada, esa mirada y la tuya fueron una. Parecía tan real... que decidiste seguirla al fin del mundo... Una pena que las noches terminen cuando el sueño vence. Imposible aguantar insomne. Resististe, lo sé. Pero Morfeo campa a sus anchas y, al primer pestañeo, él salió de escena. Por más que te frotaste los ojos, la visión no dejó ni de estar borrosa, ni de estar... ¡vacía!
Por eso, en una noche como ésta, calco de la que pudo haber sido, es mejor estar sola, encerrarse de los efectos nocivos de la luna, no dejar que nadie te mire así, como aquel día. Quizá solo cada madrugada de este onírico aniversario, te dejes llevar por el flash-back. Quizá seguirás maldiciendo tu suerte, dormida y despierta, durante el resto de las madrugadas. ¡Qué curioso!, ahora que quieres dormir, ese recuerdo te quita el sueño! (Suspiro)...

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