El Puente

Cada día cruzo por ese puente. Miro el río, a un lado, al otro. A veces me voy con él, casi toco el mar,... También echo un ojo a los coches, a los autobuses. Nada destacable. Caras en linea continua, bostezos en serie antes de ir al Institututo, a la oficina,...

El otro día me asomé al puente, por abajo. Ahí, no todo es agua. Bajo mi puente viven personas. Su techo nocturno es el camino que me lleva y trae al trabajo. Sus paredes, la humedad del río. Duermen sobre un colchón maloliente y siempre con un ojo abierto para que nadie se lo quite. Parecerá guasa pero hay quien se lo quiere arrebatar. El colchón y el sitio. Solo les queda ese jergón, y ese ojo del puente. Les fui a visitar, sin invitación, con un micrófono. Les vi, les pregunté, y me fui. Eran noticia. Del dicho al hecho "tengo que vivir debajo de un puente porque no tengo donde ir..."

Ahí quedaron ellos, en la parte de abajo. Donde el tiempo no pasa, solo pasa el rio... Mis compañeros y yo nos limpiamos el barro de los zapatos y seguimos hacia delante, hacia arriba,...

Ayer en el supermercado les volví a ver. Les habían dado unos vales para comprar. Charlamos un rato, nada había cambiado para ellos. Ni trabajo, ni casa, ni amigos, de las decenas de periodistas que acudimos nunca más supieron... Eran cuatro vagabundos. Podíamos ser vosotros y yo, por ejemplo, en un mala racha. Sentí las miradas del resto de compradores mientras hablaba con mis señores del puente. Sentían vergüenza. ¿Por mí? ¿Por ellos?... Yo siento la vergüenza de todos hoy. Vergüenza de no poder hacer nada. De casi haber olvidado que les entrevisté un día. De sus nombres, por desgracia, ya no tenía ni idea. Me mordí la lengua cuando revisé sus cestas y vi unas latas de cerveza. ¿Soy yo quén para juzgar? ¡Yo también llevaba unas! ¡Me detesté tanto!...

Le he pedido a mi jefe volver al puente pero parece el tema ya no es noticia...