jueves, 28 de mayo de 2009

Efímero

Al despertar recuerdo lo que he soñado. Es apenas durante un décima de segundo, quizá menos. Después, se desvanece. Algo así me pasa con las ideas (buenas o malas). Se me aparecen como cabras en el monte, saltando de un lado a otro, una, dos, treintaycinco,... y justo antes de caer dormida. En un momento de lucidez pienso en escribirlas pero las manos, los pies, los ojos, todos juntos se declaran en huelga general y el jefe-cerebro descolorido que tengo por relleno, se dice a sí mismo para oírse bien: ¡Tranquilo! ¡La idea es tan buena que es imposible que mañana no la recuerdes! Y así, de esa forma tan española, he perdido millones de ideas (buenas o malas) Ahora me pregunto donde irán a parar. ¿Existirá el cajón desastre? ¿Tendrán su merecido sueño justo?... No debería arriesgarme a perder nada más. Así, he empezado a apuntar mis primeros títulos y frases disparatadas, pero no os los puedo contar aún. Voy a esperar a llenar un cuaderno de los nuevos y después lo leeré de un tirón. Por cierto, voy a hacerme una cruz para comprar un caza mariposas, a veces, las ideas se me van volando,...

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