miércoles, 9 de septiembre de 2009

Silencios

La ausencia de ruido tiene diferencias notables. Está el silencio de la mala educación. Véase el de determinado tipo de personas que son jefes o lo fueron o "van de". Su táctica es mirarte a los ojos para arrancarte un saludo y cuando ya has soltado el "ho" de "hola", apartan la mirada y te dejan con el "la" colgando del labio inferior y una cara de tonta que para qué. Esto solo te pasa una vez. Después, tratas de evitarlos y si no hay escapatoria, bajas la mirada y te haces la sueca. Y te quedas tu "ho" y tu "la".
Hay silencios menos retorcidos pero igualmente dolorosos. Son los de un Ipod sin cascos, los de un móvil sin sonido, los de un amor que se fue sin decir adios. Todos con algo en común. De un plumazo te dejan sin oír... "la música",... Por unos días, unas semanas y toda una vida, respectivamente.
Y ya llegamos al silencio tímido. La vergüenza. El reparo. El, "uh", "¡si no me salen las palabras!" Ese es de los inofensivos, pero igualmente nocivo porque la persona que lo produce, sueña con gritar, ¡GRITAR BIEN ALTO!
Es el "quiero decirle al jefe cuatro cosas", el "voy a tirarle los cascos a la cara al dependiente", el "estoy harta de que el móvil siempre se rompa, ¡quiero uno nuevo!", el de mirarle a los ojos y con total serenidad, decirle a la cara cómo te ha arruinado un día tras otro,...
Y me dejaba uno. El del terror. El pánico en estado puro. Se llama "página en blanco" y sale de noche para asustar a todos los amigos de las palabras. Me voy antes de que me encuentre,...

4 comentarios:

  1. ... has pensado en el ruido de la ausencia?

    ResponderEliminar
  2. Sí. Ensordecedor. No te deje ni pensar, ni hablar, ni sonreír, ni olvidar,...

    ResponderEliminar
  3. Sigues tan increible con tus textos, con tus palabras, con tus ideas... Adelante y... bon courage!

    ResponderEliminar