viernes, 2 de octubre de 2009

Superpoderes

Me dieron a elegir entre volar o ser invisible. No lo dudé. Invisibilidad. Es un superpoder menos inocente que el del vuelo. Es un don para cotillear y hacer el mal, quizá algo cobarde. Volar es más,... espiritual, quizá. Ser invisible es material, ir al cine gratis, en avión gratis, entrar al despacho de jefe a oír sus conversaciones, ver tu número pin secreto,... ¿Y entonces? ¿Si pudieras escoger uno, el que quisieras? Mmm. Estoy dubitativa, quizá la teletransportación; quizá la lectura de mentes. Quizá poder leer súper rápido para poder leer y leer todos los libros que sé que no podré o quizá, el don de no tener sueño. Nunca. Ni sueño ni resaca. Guau. Eso debe ser maravilloso. ¡Tomar café por puro placer, sin necesidad de despertar a cualquier precio!

4 comentarios:

  1. Yo tampoco dudo que no lo dudas.

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  2. Ay, me encantan todos. El superpoder de hacer feliz a la gente tampoco estaría mal. Tachadme de utópico e idealista, pero sin duda el mejor es uno que es posible: el poder de hacer superfeliz a la gente.
    Saludos subterráneos.

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  3. oh! me gusta ese superpoder sr delineante. Aunque no siempre es fácil, hay gente que no quiere ser feliz, en serio, conozco a uno,... Y mira que lo intenté. Mmm.

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  4. Cuándo era pequeño mi superpoder era el volar como Superman y hasta que quería tirarme por la ventana para que me recogiese en vivo y en directo.

    Pero eso lo de invisibilidad y enterarte de todo lo que pasa me está gustando también mucho, hacer viajes astrales, estar en los sitios sin hacer ruido, solo el estar en el sitio preciso para según que sitios como el hacer feliz a la gente como dice El Delirante. La lectura de mentes para saber que opinan sobre mi y así corregir mis errores lo antes posible ya que ellos no se atreven a decirmelo. Leí un libro en mi etapa escolar cuyo titulo no recuerdo, pero una cosa fantasiosa era que leían las primeras lineas y después las últimas y ya se sabían el libro. ¿existirá ese planeta?

    Lo del café por placer eso está claro, como el comer y el dormir (los sueños es otra historia).

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