domingo, 29 de noviembre de 2009

Paseante dominical (trastos viejos)

Vaya donde vaya, se acumulan. En casa de mis padres, en mis ex-casas, en mi actual piso, en el trabajo, por la calle. ¡Trastos viejos!, decenas, cientos, miles,... Parece que el ser humano viva en estado de Síndrome de Diógenes permanente. Souvenirs irrompibles, ropa que no usamos, útiles de cocina que nunca llegamos a estrenar, cromos del ligas y mundiales, cajitas grandes, medianas y pequeñas, blocs de anillas, cuadernos a medio escribir, bolígrafos, horquillas, gomas del pelo, dados, pegatinas smiley,... Por más que lo intentéis os seguirán a todas partes. No importa lo lejos que huyáis. Los trastos viejos os encontrarán,... Hoy he tirado unos cuantos a la basura pero otros vendrán a sustituirles,... Una linterna para libros, tres macetas sin tierra, una plancha del pelo para hacer trencitas, fundas para archivar,... ¿Existiríamos si no nos rodearán nuestros trastos viejos?

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