miércoles, 27 de enero de 2010

...y 100

  • Y una vocecita me dijo al oído: ¿quieres jugar?
  • Claro, voceé hacia los lados, ¿a qué juego?
  • ¿Podrás contar hasta 100 sin respirar?
  • Mmm. No sé, nunca lo he intentado aunque, ¿qué tiene eso de divertido?
  • La voz carraspeó un poco para aclarar la cuestión y añadió solemne: elige, o dejar de tomar aire hasta 100 o no escribir en tu blog. Ese es el juego y debes jugar ahora.
  • Pero, ¿por qué?
  • Para que sepas lo mucho que necesitas ambas cosas. Así te darás cuenta de que no puedes dejar de hacerlo. Aunque quieras.
  • ¿Acaso crees que iba a cerrar este blog?
  • ¡Yo lo sé todo, niña! Y créeme, sé que tienes dudas, pero escribir es tu mejor amigo. Uno que no te dará la espalda, ni te dejará sola,... Escribir, para ti, es como respirar. Eres una especie de anfibia de fondo. Cada línea que completas, es un paso adelante. Y si avanzas, estarás a salvo. Tienes metros y metros por recorrer. ¡No te quedes parada!
  • 97, 98, 99,... ¡100! (Espacio para coger aire y toser)... Con menos oxígeno pero cargada de vocales y consonantes, aquí estoy otra vez. No sé dónde me llevarán los próximos kilómetros, no siempre la carretera será recta y seguro que me pierdo otra vez alrededor de tu recuerdo, pero tengo combustible de sobra y un buen mapa para encontrar la salida a la autopista. Ten paciencia, -con la mitad de la que yo te tuve será suficiente-, ahora te toca escuchar el rugido de mi motor, y poco más. ¡Allá vamos! ¡Esto se mueve!

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