lunes, 1 de febrero de 2010

POLAR

Conocí a una chica que siempre estaba de buen humor, eufórica más bien. Pasaba 15 o 20 días del verano cerca de su casa. Era la alegría de la huerta, y contagiaba, os lo aseguro. Lo mío no es nada comparado con ella. Era dinamita pura. Regresé a ese lugar en invierno y no pude verla. Estaba en cama. Deprimida. No quería ver ni hablar con nadie y tomaba una medicación muy fuerte, me dijeron sus familiares. Me fui de allí con el corazón encogido. Adoraba a esa chica, ella para mi significaba verano, vacaciones, risas, cuentos a medianoche, estrellas fugaces,... Meses después nos encontramos por casualidad fuera de aquel lugar de vacaciones. Tomamos un café y me contó qué le pasaba. Era bipolar. Pasaba largas temporadas sumida en una total felicidad, casi en éxtasis. Y otras, dentro del más negro de los pozos. Cuando tuvo diagnóstico y tratamiento, el médico le preguntó si no se había extrañado de que su felicidad fuera tan duradera. "Nadie es feliz las 24 horas al día" le apostilló. Mi amiga le dijo que pensaba que eso era lo normal. Ahora, con sus pastillas de por vida, se supone que siente y padece como todos los demás. Tiene ratos buenos y ratos malos, pero echa de menos eso de tener la sonrisa puesta porque sí. No entiende que no podamos nacer polares, en vez de bipolares o tripolares, que de todo hay. Sin sombras, sin malos momentos, sin inquietudes ni preocupaciones o de tenerlas, sin reacciones funestas, ella cree que podrían modelarnos con el don de afrontar la vida sin negatividad. Me pareció una buena petición.
Hace unos días recibí una postal suya. "Tengo la solución", decía "me voy a vivir al Polo Norte",... Supongo que era una de sus ideas locas de antes, aunque quién sabe si en unos meses me envía una foto rodeada de pingüinos.

4 comentarios:

  1. Una conmovedora historia.Me ha hecho reflexionar,cuando hay gente que su vida es un sufrimiento continuo.Si encuentra el equilibrio tu amiga será otra persona.Igual ahora es cunado de veras te necesita.

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  2. Sí, será otra persona pero quizá ella añore siempre aquellos días de felicidad non stop. Y siempre con esas pastillas de por vida. Es duro, pero si te sirve de consuelo, ella lo lleva bastante bien. Es una tía muy maja, antes y después del litio.

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  3. Preciosa historia, pero creo que en el polo norte no hay pingüinos.

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  4. Ahora es bipolar, y lo de Norte o Sur lo lleva un poco mal. Vaya chasco, pobre. ¡Tendré que decírselo antes de que emprenda el viaje!

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