jueves, 1 de julio de 2010

Perfectamente imperfecta

En pretérito, presente y futuro. Puedo pasar horas sentada en la terraza, mirando el cielo. Casi sin moverme. Surcando mi parte de mapa celeste detrás de un pájaro, descansando en el tejado vecino, escuchando los ruidos de la calle y mezclándolos con los del interior de mi cabeza. La noche cae y sigo descalza, en mi terraza, con la mirada perdida, amasando ideas de cuentos que no escribiré, palabras que no te diré, sentimientos que nunca dejaré escapar. Y creo que, en algún momento, la lucidez llega con su aplastante garrote, y me da en toda la cabeza y entiendo que no tengo solución. Que seguiré animándome a levantarme por las mañanas e intentaré ser perfecta pero no lo conseguiré. Que debo conformarme y vivir con lo que soy y no con lo que podría ser. Y, aún entonces, a sabiendas de que me engaño todos y cada uno de los minutos, volveré a dejar mi mente en blanco y se irá por los tejados otra vez, aunque la oscuridad ya es casi total y pensaré que todo puede cambiar, que yo puedo cambiar, incluso en días de locura máxima creeré que tú puedes cambiar... Y descalza, hambrienta y algo beoda entraré en casa, pondré el despertador y soñaré con un mundo imperfecto, en el que por fin, yo sería feliz,... Y a lo mejor tú estarías conmigo.

The Coral. 1000 years

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