jueves, 2 de septiembre de 2010

No estaba muerta,...

Os echo de menos aunque no lo creáis. Mi conexión a Internet ha vuelto a ser ambulante, de nuevo vagaMunda, así que tendremos que aprovechar. Como amantes de motel seremos una temporada, si os parece bien, claro. Tengo tanto que contar. Quiero hablaros de los 84 escalones que separan mi nueva calle de la puerta de mi nueva casa. Deciros que en el rellano del pediatra siempre huele a colonia Nenuco y que hoy es un día Biolay. Un día parisino, encapotado, de cielo azul oscuro casi negro y cabeza erguida. Que todo suena bien, que todo huele mejor. En mi nueva nevera hay imanes-poesía, y cada mañana construyo una y alguien las deja por la noche. Que entre tres todo es más divertido, más impar. Y que quisiera tener alas para volar a todas las ciudades donde no he estado y regresar a las que siempre quiero volver. Pero esa será otra historia y ahora tengo que irme. Mi tiempo se acaba por ahí, pero espero seguir cultivando nuestra pasión secreta mañana mismo. En este mismo motel barato con vistas.

Benjamin Biolay. Novembre toute l'anée

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