Pesadilla en el cristal

Me ha crecido el pelo y vuelve a rizarse. Lo he dejado secarse al aire mientras miraba por la nueva ventana. El reflejo del cristal me ha devuelto una imagen que apenas recordaba. Era yo hace unos años. Al menos, eso parecía. Entonces, la pesadilla de esta noche se ha materializado con claridad. He soñado con él, con el "él"futuro. Estaba enfermo, vencido, resignado a su suerte. No, no estaba solo pero no era yo su compañera. Se supone que esa ensoñación debería alegrarme, ayudarme a respirar profundamente y decir eso de "¡vaya, de lo que me he librado!", pero no es así. Quiero decirle a mi cruel subconsciente que no me gustan sus finales. Que el suyo y el mío, el del "él" y el del "yo", serán los que tengan que ser pero ése no me gusta un pelo, no se lo compro. Porque este "yo" a ese "él" le desea que sea feliz, que disfrute, que no se resigne nunca. Porque "yo" no le odia. Nunca hubo nada de eso. Así que, que conste en acta: que no quiero soñar más con él, ni tampoco verle. Vive y deja vivir. ¡Para que tomes nota, subconsciente!

Y tras el alegato vuelvo a buscar mi reflejo y sorprendentemente el momento de magia de antes permanece ahí. Me gustan mis rizos y como me brillan los ojos. Y aquí me quedo un rato más, amigos, mirando hacia delante, por mi ventana nueva, esperando que miles de días nuevos entren por ella y amueblen mi nuevo hogar.