sábado, 9 de octubre de 2010

Dar el estirón

Los amigos de la infancia son como los dientes de leche. Algunos desaparecen para que puedan salir otros. Es un proceso natural. Vamos creciendo y los intereses comunes que compartíamos con el compañero de pupitre ya no lo son tanto. Luego están los amigos de la adolescencia, esos con los que llegan las primeras experiencias y que con otro estirón nuestro o de ellos, se van quedando atrás. Esos duelen más. Suelen ser los amigos del alma y cuando ya no están cerca se siente un vértigo total. Pero si hay un dolor que nos deja marca es el de los amigos que se van cuando ya se pintan canas. Normalmente te dejan de puntillas, sin hacer mucho ruido. Casi ni te das cuenta. Pero cuando lo haces, eres totalmente consciente de que uno de los dos ya ha dado el estirón. Y el otro, desde arriba o desde abajo, ya ni reconoce a quién consideraba un amigo. Pensabas que te iba a acompañar siempre y acaba largándose de tu vida a la francesa,... En la madurez, amigos de verdad se tienen pocos así que es de agradecer que los farsantes tengan elegancia y nos dejen seguir solos nuestro camino. Vamos a bautizarles, si os parece, como "amigos agua oxigenada", escuece mucho (a mí, por lo menos, tanto o más que el alcohol de botiquín) cuando te defraudan, pero luego, ni te acuerdas,...

8 comentarios:

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  2. Es verdad lo que dices. Pero que triste ¿verdad?

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  3. Pues sí. Pero la vida sigue y así hay menos obstáculos que te dejan distinguir a quiénes sí valen la pena. ¡Venga! ¡Vámonos de fiestas de conciertos de vermú! ¡Viva la Virgen del Pilar!

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  4. Muy biene escrito este post,es una realidad como s e suceden las amistades,los compañeros /amigos,las personas afines con las que compartimos momentos durante nuestras vidas.Las salidas en el instituto,los conciertos,los viajes...

    Añadiría a estas amistades que te abandonan las que lo hacen pero siguen queriendo tener contacto por mero interés.Son espabilados/as y tienen mucha jeta.

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  5. Y eso felices fiestas que los Pilares sean positivos

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  6. La única diferencia entre los dientes de leche y los amigos de la innfancia, es que después de perder a los primeros, el ratoncito Pérez te deja un regalo debajo de la almohada. La mayoría de veces que pierdes a alguien querido, te quedas absolutamente vacío, y naide te da nada a cambio.

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  7. Desaparecen los amigos y los enemigos, los compañeros, tus parejas, los hijos, los padres, (a veces al revés), los novios, amantes, ligues de verano, de invierno y de entretiempo, jefes bordes, maestros y discípulos, vecinos coñazo, vecinitas de enfrente, amores platónicos, amores carnales,… y un día caes en la cuenta que quién está desapareciendo eres tú.

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  8. Vale, si quieres desaparezco pero a ti ni se te ocurra cantearte,... ;)

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