miércoles, 10 de noviembre de 2010

Complementarios

Como Bonnie sin Clyde, un día sin noche, el café y el azúcar o un bebé sin su madre. Así son leer y escribir. Juntos y revueltos, pero nunca uno sin el otro. Será por eso que no puedo garabatear nada. Necesito que nuevas frases me entren por los ojos antes de corresponder con puntas de dedos de diez en diez. Como la sed sin agua, un río sin peces, el maullido y el gato o el amor sin besos. ¡Alerta roja! ¡Silencio! Aquí se necesita leer con urgencia. Tengo las manos muertas y los ojos ausentes. Una página en blanco está a punto de caer en coma... Una historia, quizá la tuya, podría quedar para siempre en el olvido. ¡Silencio! Aquí se lee para vivir y se vive para leer.

2 comentarios:

  1. Deseo que toda la inspiración otoñal caiga sobre tus hojas y te sorprenda como un día de nieve recién amanecido.

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