viernes, 26 de noviembre de 2010

Vida personal

En mi vida pasada, pasaba la vida trabajando. Trabajaba y trabajaba. Todo el día pegada al ordenador, al móvil, a las notas de prensa,... Recuerdo que en mi empresa se acordó hacer jornada intensiva los viernes, y yo me sentía mal. ¿Trabajar de 8 a 15h y no volver por la tarde? ¿Tener horas libres, días libres,...? Me parecía una pérdida de tiempo. Prefería que los demás se fueran y quedarme a terminar trabajos pendientes. Y cuando llegaba a casa, volvía a conectarme al ordenador. Buscaba canciones, escribía o dormía. Todo menos pensar. Menos plantearme qué estaba pasando conmigo. Hablaba poco y con pocos. Sentía poco o más bien nada. Quizá por fuera no se notara. Y si no te diste cuenta, ya no pasa nada. ¿Viajar? ¿Tomar un café con amigos? ¿Ir al cine? ¿Comprar cosas bonitas? ¿Plantar margaritas? ¿Hacer planes?... Eso no entraba en mis planes.
Entonces no lo sabía, pero no tenía vida personal. No tenía ilusión por nada. Era una robotita. Era una máquina de parecer humana
¡Me gustaría poder volver a esos años -como la del anuncio de la lejía del futuro-y contarme todo lo maravilloso que puede ser vivir! ¡Más vale tarde que nunca, en todo caso! ¡Feliz fin de semana! ¡La nueva hache lo piensa disfrutar como si fuera el último! A eso creo que le llamáis, vida personal. ¡Me gusta!

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