martes, 25 de octubre de 2011

Comprador de tiempo


Ojalá se pudiera comprar tiempo, y que no fuera muy caro. Entonces, recuperaría las horas perdidas en paradas de autobuses, en filas interminables, esperando a que el teléfono sonara. Volverían a mí todos los minutos, días, meses que dediqué a personas sin importancia y se las regalaría a los que sí me quieren. Leería más y vería mejor cine, disfrutaría de tener los ojos abiertos, e intentaría pestañear menos, mucho menos. Dormiría las mismas horas, bordadas de sueños sin pesadillas y almohadas suaves y esponjosas. Ojalá alguien lo venda y pueda comprarlo.