jueves, 13 de septiembre de 2012

Adiós, abuela

Me hubiera gustado que nuestro destino hubiera sido distinto, pero este es el que nos tocó en suerte. No te culpo. Tú eras libre de hacer lo que quisieras con tu vida y con tus sentimientos. Creo que nunca dejaste de ser una muchacha presumida de 17 años, llena de pájaros en la cabeza. Casarte,madurar, tener hijos y afrontar una vida que no era la que soñaste fue demasiado para ti. No te culpo, pero nunca lo entenderé. No sé porque me negaste el derecho a tener una abuela, tú que eras la única para mí. No sé porque me negaste caricias y dulces, mimos, complicidades, abrazos que solo sabe dar una abuela... Quisiste poco, eso es cierto. Poco y mal. Tu amor causó el odio entre todos tus hijos y nietos. Sin duda, un amor envenenado el tuyo. Ahora que te has ido, siento pena, y no por mi. Tú y yo ya nos perdimos hace tiempo. Siento, fíjate, mucha pena por ti. Podrías haber sido tan feliz rodeada de tus tres hijos, siete nietos, y creo que biznietos... Yo que te busco en cada persona mayor con la que trato, te hubiera querido como a nadie más en el mundo, pero no me dejaste. Viviste tu vida sin importarte qué dejabas o a quién dejabas atrás. Nunca sabrás lo mucho que te has perdido. Y eso, mi madre -tu hija-, lo recibe cada día multiplicado por mil. Sí, esa hija a la que tampoco quisiste nunca y que es la luz de mi vida. Qué pena, abuela. Yo en cambio, ahora y siempre, te deseo que estés en paz.

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