domingo, 7 de octubre de 2012

Paseante dominical (el puzzle)

Me gusta hacer puzzles, de cuantas más piezas y menos colores, mejor. ¡Más difícil, más diversión! Sin embargo, tras días y semanas de angustia, enganchada con piezas y huecos, enferma de querer encajar y no encontrar la parte que busco,... Siempre llego al final. Lo termino. Ahí están las miles de piececitas, unidas otra vez, sobre una mesa de estudio, o en el suelo, o en un gran cartón bajo la cama... Tras el éxtasis inicial, llega la duda. ¿Qué hacer? No quiero colgar el puzzle en la pared, otro más no... Entonces, ¿qué opciones quedan?.. En el caso de La Gioconda, ha estado cuatro años, en el trastero, con las piezas sueltas, sin encolar, solo algunas descarriadas del grupo, reunidas por mi paciente madre en cajitas. Y hoy, me he decidido a rehacer el puzzle que un día pensé volver a desunir. Tal vez la visita al Louvre para descubrir el verdadero cuadro fue una inspiración... Pero no he estado sola. Todos hemos colaborado para 'restaurar' mi Mona Lisa a una vida de cuadro. Más de dos horas hemos dedicado al trajín de la perfección, para que todo quedase a la medida del mismísimo Leonardo. Y en consenso familiar, se ha decidido que la dama de la mejor sonrisa del mundo adquiera, también en Pastriz y no solo en París, la posición vertical, encolarla, enmarcarla y lucirla como merece. Otro detalle más de mi vida que empieza a encajar a la perfección. Gracias, monina.

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