lunes, 21 de enero de 2013

#Cuentocontigo: Insomnio en bloque

No funcionaron las nanas, ni las tilas, ni contar ovejas. Esa noche todos dieron infinitas vueltas en sus camas. Sacaron los pies de las sábanas, volvieron a hacerlas y deshacerlas. Recorrieron cientos de metros de ida y vuelta al lavabo, sin hallar el sueño perdido. Tosieron, suspiraron, incluso bostezaron, pero nadie roncó, ni tuvo pesadillas ni babeó en su almohada... Esa noche ningún vecino del bloque F pegó ojo. Once plantas, cuatro familias en cada una, todos contaron las horas de los relojes y aguardaron al alba. Con los primeros rayos de luz subieron sus persianas. Se rindieron a la ducha y desayunaron en silencio. Nadie se deseó los buenos días aquella mañana, ni hubo saludos, ni referencias al tiempo o la salud. Niños y abuelos, padres, estudiantes y suegras huyeron del insomnio, con pocas palabras y ojos de miedo. Uno tras otro colgaron el cartel de 'se alquila', y se marcharon sin despedirse. A veces, por un sueño hay que abandonarlo todo.