martes, 21 de julio de 2015

#Cuentocontigo: La frigoniña


Ana aún no ha cumplido los cinco años pero tiene claro que si esto es el verano, ¡no le gusta! No puede evitar que las gotas de sudor surquen su pequeño cuerpo, el ventilador del salón ni siquiera la despeina y mamá y papá están demasiado ocupados para llevarla al norte. Sí, al norte. Ha oído que allí nunca hace calor, y encontrarlo es muy fácil, está en la parte de arriba de todos los mapas. Así que al menor despiste de la madre que hoy está con ella en casa, Ana trata de abrir la puerta del piso y caminar de puntillas para huir de ese verano que la está ahogando. Sin embargo, sus planes de fuga hasta ahora siempre han sido desbaratados por su madre, que con indulgencia trata de convencerla de que se quedé quieta frente al televisor y duerma la siesta, como el resto de niñas. Ana se hace la dormida, pero a la mínima oportunidad volverá a intentar la escapada. Sabe dónde está el norte, lo ha buscado en un mapa y no está muy lejos. Según sus cálculos solo tiene que llegar hasta el puente romano a las afueras del pueblo. No ha pensado que hará al llegar allí, pero en el norte hace frío, así que tendrá que llevarse el abrigo de invierno y galletas, muchas galletas. Su madre ha vuelto a descubrir sus intenciones pero tampoco se ha enfadado. Le dice que tiene algo para ella y al abrir la nevera la premia con un granizado de limón, que sabe que le chifla.

Ana que ya tiene edad para saber muchas cosas y leer los mapas, no entiende cómo ha llegado ese helado a la nevera de casa. ¿Ha estado ahí todo el tiempo?

-Mamá, ¿ si dejas la nevera abierta se acabará el verano? le pregunta ojiplática

-No, hija. Al contrario, el verano entraría en la nevera, todo estaría caliente y olería mal. La nevera tiene que estar bien cerrada y abrirse lo menos posible.

Ana desde luego no quiere oler mal. Ella prefiere oler y saber a granizado de limón así que cuando su madre se despiste no intentará salir por la puerta de casa, solo tendrá que entrar por la puerta de la nevera...