sábado, 13 de octubre de 2018

Juez y condenado

Hoy he vuelto a ser condenada sin juicio ni abogados. 
He leído la sentencia en tus ojos. 
Sí, yo también sé mirar más allá de lo que se ve, ¡ojalá no supiera!
Yo también sé buscar lo diferente que hay en los demás y usarlo en su contra. Sé poner etiquetas a ciegas, sé colocar a cada uno en el lado que conviene. 
Tú me condenas por lo que crees que soy, por lo que crees que pienso, por lo que crees que ves. Y yo lo tengo que aceptar y seguir mi camino. ¿Qué podría hacer si no? ¿Encararte, explicarte quién soy, de dónde vengo y qué sueño? Ya lo intenté con otros como tú. Sí, también te estoy etiquetando: "otros como tú"... ¿Acaso creías que eras genuino? No. Tú naciste en el bando de los que juzgan. Yo nací en el banquillo de los condenados. Y otros como tú, y otros como yo seguirán naciendo. No se puede huir. Tus otros tú condenarán a mis otros yo. No hay ciudades suficientes para poner distancia entre tus tú y mis yo. Así que hoy, como el resto de días, ante tu nuevo juicio, que es un prejuicio, bajaré los ojos, y quizá me hunda un poco, pero seguiré adelante, porque así está escrito,... o no.

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