Anda en menguante la luna,
como mi noche perdida.
Tiene nariz, boca y ojo.
Juraría que me mira,
que me espía tuerta y divertida.
Y así, mientras rompo la noche
tejida de hiel y negrura
ella pisa el acelerador: dirección locura
Déjame.
Déjame hoy.
No hurgues más en mi herida.
Cierra ese ojico. Déjame seguir desaparecida.
Olvídate de mí esta noche,
no ilumines más mi ruina.