Dice un conocido que "la coca cola" se ha adueñado de la felicidad. Tiene el monopolio. Cada anuncio es un perfecto y feliz momento ideal. Será por eso que hoy, al acabar la jornada, mis pies me han llevado al primer super para comprar un par de latas. Y he venido a casa a toda prisa para verter uno de esos elixires en un vaso largo on the rocks. Y aquí estoy, bebiendo con prisa junto a la ventana abierta, moviendo el vaso en círculos, por si el tintineo de los cubitos actúa de avisador y su sonido traspasa el patio de vecinos, y la calle, y el barrio, y llega a su destino.