lunes, 7 de mayo de 2012

Raros

Me he despertado con los ojos raros. Parecían de otra. Más redondos y con una mirada, distinta. Como miope. Ahí hubiera quedado la cosa de no ser porque poco después mi cuerpo no respondía como era habitual. Una décima de segundo más lento. Los pies clavados al suelo, con cien kilos más cada uno. Ahora la cabeza da vueltas sin moverse del sitio. El estómago va en ascensor y tengo frío con 23º de temperatura doméstica. Estos raros síntomas llevan todo el día anunciando que estoy enferma. Que cierre los ojos, ponga los pies en alto, la cabeza sobre un almohadón mullido y como mucho le dé a este estómago un manzanilla doble. Mañana os contaré si en el espejo vuelvo a ser la de siempre...

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