lunes, 20 de mayo de 2013

#Cuentocontigo. Charcos


Samuel no pisa los charcos. Se acerca a ellos y los mira fijamente. Una vez, al asomarse, le pareció que algo se movía allí dentro, una especie de aleteo junto a su oreja derecha. Desde ese día, se ha convertido en el primer vigilante de charcos del mundo. Tras la lluvia, Samuel hace guardia para que las criaturas que viven allí dentro no salgan a invadir su casa, ni la nuestra, ni el colegio o la verdulería. Cuando los aguaceros son fuertes, pasa la noche en vela, pegado a la ventana, con prismáticos y en completo silencio. Tiene el presentimiento de que si deja de mirar, los de debajo de los charcos aprovecharán para colarse en su barrio. Samuel ya no quiere que su madre le prepare la bañera, y no quiere ni pensar en ir a la piscina. Le parecen charcos grandes. No se lo ha dicho a nadie, pero tiene miedo de que le estiren de los pies cuando nada o se enjabona y le lleven a vivir al mundo que crece debajo del agua