Se me ha escapado. Me ha pillado baja de defensas y al preguntarme dónde trabajas,...¡se me ha escapado! Normalmente digo que en una oficina, nadie vuelve a preguntar qué oficina y qué haces exactamente. Antes de continuar contándoos mi pequeña anécdota de hoy, os diré que estoy muy orgullosa de mi profesión en general y de mi trabajo en particular. Que si no digo mi profesión es porque...si dices televisión, ¡ay, amigos!, llega la avalancha de contrapreguntas:
-¡¿Trabajas en la tele?! ¿La de aquí? ¿No querrías estar en una nacional? Pero tú no sales, en la tele de aquí, digo,... ¿no quieres presentar el telediario? Claro, no serás periodista, porque aquí (en Zaragoza no hay facultad)
Respuesta sosegada: en primer lugar en Aragón ya hay facultades de periodismo, pública y privada, y no, no querría presentar el telediario y tampoco doy el perfil...
En este punto de la conversación podría haberme ido y dejarlo ahí, pero la señora sigue preguntando, (con alevosía, premeditación y por la espalda) ¿entonces qué más da que trabajes en la tele? ¡Si no sales, podías estar en cualquier sitio...!
Ahí es cuando me he dado la vuelta, y le he intentado explicar que me encanta mi trabajo, que yo escribo y pienso en imágenes, que hacer tele es mucho más que presentar un informativo, -que es algo fantástico, por otro lado, para quién le guste- y a la mayoría de la gente que trabaja ahí, salir en pantalla no les motiva lo más mínimo, pero sin ellos, ¡nadie saldría en la tele!, que hay otros muchos tipos de trabajos que tal vez a mí me interesen más...
La señora se ha quedado rumiando lo suyo sin entender nada de lo que he explicado y me ha echado la bronca por no poner más culebrones... Y digo yo, ¿por qué no dije lo de la oficina?