Corría el año 1295 cuando Marco Polo explicó a su llegada a Venecia que los habitantes de lo que es ahora China comían un extraño postre: una mezcla de miel, frutas y nieve recogida de las montañas. Así fue como el helado llegó a Italia, y durante años su receta fue un secreto celosamente guardado en sus cortes. Más tarde, su fórmula secreta viajó por toda Europa adoptando en cada país nuevos ingredientes: leche, huevo...
Volviendo al presente, el aire acondicionado marca los 25º así que, lo que me ha dejado helada ha sido esta agradable noticia. "El innovador artesano Angelo Corvitto propone 250 nuevos sabores dulces y salados para sus helados" 250 sensaciones recogidas en el libro "Los secretos del helado. El helado sin secretos", cuyo precio también es un poco pasmoso (150 €uros)
Pero ¿tiene precio saborear un helado de fresas con té a los pétalos de rosa o de mascarpone con higos macerados en vino dulce o de vainilla Bourbon con nueces de macadamia o de chocolate blanco con naranja...? La última tentación, el helado de cactus ¿te atreves?
Pero, no solo con dulce se refresca el cuerpo "con una buena técnica heladera y buen criterio se pueden hacer helados de cualquier cosa. De aceitunas, de espárragos, de foie-gras y de gambas", ha dicho Corvitto.
Puede que incluir el toque salado a la producción heladera en España aumente el consumo porque es curioso, España es de los países más remilgados a la hora de tomar helado. Quizá incorporando variedades de tortilla de patata, jamón de jabugo y morcilla de Burgos, la cosa cambie.
Camarero, ¡un helado de chopitos y otro de pimientos del padrón, por favor... !
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