Los adoquines (del árabe ad-dukkân, "piedra escuadrada") son piedras o bloques labrados y de forma rectangular utilizados, desde hace 25 siglos (por obra y gracia de cartagineses y romanos) para sustituir al empedrado y no fue hasta la aparición del automóvil cuando dejaron de ser rentables. ¿Todos?
No. Un pequeño reducto de adoquines sobrevivió en las urbes más encantadoras del mundo... Lisboa, Buenos Aires, Praga y...¡Zaragoza!
Estos días, sin embargo, uno de los tramos de adoquinado más querido por los maños (o ya no tanto) está siendo sustituido por asfalto. La calle Don Jaime o San Gil, como la conocen muchos, dejará de lucir adoquín... ¿y que hacen en Zaragoza con todas esas piedras?
SE LAS VENDEN ENVUELTAS A LOS TURISTAS!!!!!!!!!!!!!!!!
Fuera de bromas, si vienes a Zaragoza y no tienes problemas de azúcar, has de probarlos.
Originariamente proceden de Calatayud, y tienen un singular envoltorio: la Virgen del Pilar, en el exterior, y diferentes letras de jotas extraídas de la tradición popular, en el interior. En un principio las letras tenían carácter cómico, tomando como objeto a las suegras... (el mata suegras ya estaba inventado) La idea fue del pastelero bilbilitano Manuel Caro Gormaz hacia 1920 y actualmente la tercera generación familiar sigue al frente de su producción en la confitería Caro.
Se nos olvidaba deciros que se trata de un caramelo de grandes dimensiones (aunque se vende en distintos tamaños) que puede alcanzar 500 gramos de peso, de ahí su nombre. Puesto que no cabe en la boca, se necesitan varias horas para poder acabárselo. Es una forma muy BATURRA de hacer que los turisten pernocten en la ciudad... no, es broma... Os dejamos una jotica, pues, para animaros a venir a conocernos antes y después de la expo.- Hay que ver de qué manera se me ensancha el corazón cuando oigo cantar la Jota lejicos de mi Aragón.
(PD. La leyenda urbana de que en los bautizos echamos adoquines de medio kilo a los niños no es cierta. Después del mío, lo prohibieron)
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