- Ni buenas noticias, ni malas.
- Nada que recordar u olvidar.
- Ni fu, ni fa.
- Ni mucho ni poco.
- Nada que abrazar, ni que perder.
- Hoy ha sido un día -nada-, de esos que echaré de menos cuando llegué la cuenta atrás.
- Ni muy largo, ni muy corto.
- Un día, nada más.
- Otra muesca en la pared.
Más vale no ganar que perder
ResponderEliminarPara días así igual está hecha la música, la literatura, el cine...
ResponderEliminarPara dejarse llevar lejos, fuera del espacio - tiempo de cada uno, y ver pasar la vida, las obras de otros.
Igual es una buena solución.
Pero, cuando eso ocurre durante muchos días, opto por coger las riendas (zapatillas) y cabalgar (correr). El cierzo frío en la cara es ideal (para el cutis) y para volver a enterarse de quién es uno.
Buen consejo, Sergio.
ResponderEliminarBuena apreciación, Ángel.
Mmm. No sé. Hay días -nada- en los que -nada- me saca de mi estado comatoso. Y esos días ni la música puede. Hay días de mero tránsito, supongo. Días que solo están para que pueda haber noches, ayeres y mañanas. Mmm. O que me he acostumbrado a estar siempre ocupada para no pensar en mis cosas y cuando de repente,´tengo un momento de ocio,... ¡me bloqueo!
Qué pena de chica, ay, ay, ay,...