miércoles, 30 de marzo de 2011

Desdoblamientos

Hoy querría ser dos. Una pasaría todo el día imaginando historias y escribiéndolas en cuadernos de todos los tamaños. Los tendría repartidos por toda la casa, ¡y bolígrafos! Anotaría cada idea, y por la noche, recorrería todas las habitaciones, recolectando las libretas y las historias, dándoles forma con dedos de alfarera. Si pudiera ser dos,... Tal vez necesitaría ser tres. Una se quedaría contigo todo el día, escuchándote, mirando como mueves las manos y las cejas al hablar, intentando tomarte el pelo y manchándose la boca al comer helado, siempre igual,... Y la tercera. Esa tercera caminaría sin rumbo, y seguiría a las personas que caminan lento, y quizá les diera las buenas tardes, y les desearía que tuvieran un buen día o les preguntara cómo están. Y quizá se iría a comer con la señora de 93 años a la que nadie va a visitar, o con el joven sin tiempo que no tiene nada en la nevera y su tienda ya cerró. Lo cierto es que si pudiera ser tres ya no podría parar, necesitaría ser cuatro, cinco, seis, setenta y siete. Y a todas les faltarían horas para ser, solo, ellas mismas.

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