Nos vemos poco, por eso cuando estás conmigo guardo todas y cada una de las imágenes. Hoy he sacado una de mis preferidas y la he colgado de punta a punta de mi habitación. Ondea con la brisa, pareces tú, de carne y hueso. Ahora mismo te estoy mirando fíjamente. Estás en la playa, jugando con la arena, como un niño de Sorolla años después. Tienes la piel morena y brilla con los últimos rayos de sol. El tiempo se ha detenido y se enreda en tu pelo. Es mi pasatiempo preferido. Mirarte y recortar tus siluetas para ubicarte en los lugares más recónditos. Mientras te haces real, tu imagen se mece al viento y yo con ella.
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