La máquina de hacer billetes se ha roto. Nadie sabe arreglarla. Eso dicen. En el súper ya nadie (se) fía. Ya no hay nada en la nevera. Nos han cortado la luz y el agua. Tenemos hambre y rabia. Tú preguntarás dónde están los billetes viejos, esos que había antes de que se rompiera la máquina. No creas que nos los hemos comido. Otros los tienen. Unos pocos. Los coleccionistas. Señores que guardan billetes, los cuentan, los huelen, los intercambian... Los que juegan al monopoly con nuestras casas y nuestras calles. Ahora nos meten en la cárcel. Ahora nos quitan todo lo que tenemos. Ellos siempre ganan. Nosotros esperamos a que lancen los dados...
La máquina de hacer billetes se ha roto. Por favor, si puedes arreglarla, tal vez podamos jugar con ellos. Como antes, cuando parecíamos Señores.
Yo la quemaba, fíjate.
ResponderEliminar¡Viva el trueque!
Paula
Hay que robarles los billetes y luego hacerles chantaje con la máquina, ¿te unes?
ResponderEliminarEl día que nos demos cuenta que los billetes no se comen...
ResponderEliminarLo curioso es que hay quien piensa que los billetes son más importante que las personas... cuando han sido fabricados por personas.
ResponderEliminarLo siento Eva, pero me lo llevo para exvagos también :P