Nos cruzamos con ojos achinados, entre bostezos. Con marcas de almohada en la cara y hasta a medio vestir. Uno abrochándose la chaqueta y sin acertar con botones y ojales. Otra, colocándose un eterno foulard de vuelta y vuelta. La ciudad, antes de las 7h00 está llena de hipnotizados paseantes que aún creen estar entre sábanas. Que se asustan al acercarse a otros. Que ni se miran, o ni se ven. ¡Buenos días, compañeros! Ýo soy la que se tropieza con sus propios pies. También la que pisa el adoquín flojo y se salpica de agua sucia los vaqueros. Hasta dentro de un rato ;)
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