Le dijo que reconocería sus ojos en cualquier parte. De hecho, es lo único que había visto de ella. Unos preciosos ojos color coca cola, a través de dos agujeros. El resto, tela de traje cofrade. Negra, desde la punta del capirote, hasta el zapato. La chica no había ensayado con ellos, sustituía a Beatriz, su prima, que no podía tenerse en pie de alergia. Era un secreto que solo sabían la prima alérgica, y nuestros dos protagonistas. Imposible no darse cuenta del cambio. Beatriz le sacaba casi dos capirotes de altura, y llevaba gafas, lo que aún hacía más sacrificado el hecho de cubrirse la cabeza, procesionar y tocar el tambor a la vez. Su prima la de ojos de chispa de vida era más bajita y no tenía ni gafas, ni ritmo ni nada. Pero todo lo compensaba con unas pestañas que sobresalían de los agujeros y a él, le hacían tocar el cielo... (continuará)
Felicitaciones por ese segundo "hijito" lo quiero querida Eva lo quiero!!!!
ResponderEliminarMe muero por leer ese continuara...
Esta parte I de lujo como siempre._
Un abrazo guapa!
Besotes, Ju. El segundo hijito aún está en pañales, pero espero regalártelo en persona ;) prontico
ResponderEliminarMe encanta, me encanta, segunda parte YAA!!! Gracias por tus textos :)
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