Esa soy yo. La chica que llegó un sabádo de niebla a la biblioteca de La Almolda para leer. No esperaba que hubiera tanto público, ni tantos niños, pero leyó un poco para todos. Fue una sensación extraña poner voz a palabras, diseñadas para ser papel. ¡Ser escuchada es tan distinto a ser leída!
Leyó cuentos largos y cortitos, reflexiones, y jugó a las adivinanzas de la toponimia, nimia. Después se fue de nuevo envuelta en niebla, la chica que vino a leer y se llevó aplausos y una bandeja de deliciosas almojábanas...
#Enbuscadelafelinidad
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