Niños en la playa. Sorolla |
La arena quemaba y llegó dando saltos a su toalla. Mamá le hizo cosquillas y sopló sus pobres pies abrasados mientras su hermana pequeña iniciaba una de sus enloquecidas rabietas celosas. Papá puso calma de inmediato con un helado para cada uno y mamá pidió en perfecto francés a la señora de al lado que les hiciera una foto de recuerdo. Alguien le llamó por su nombre desde el otro lado de la playa. Mateo, Mateo, ¿dónde estás hijo? Reconoció la voz al instante, y de pie movió los brazos todo lo que pudo hasta que su verdadera familia le encontró y le trajo sus gafas. El señor francés le abrazó emocionado, también su esposa. Hasta su pequeña hermanita de mentira se abrazó llorosa a sus piernas. Se llevó la foto de recuerdo. Una polaroid con dirección de Nantes al dorso y la frase, ¡te estaremos esperando!
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