martes, 29 de septiembre de 2020

Estreno mundial de #EnCuentosconRosa

Ya os he ido contando que durante la cuarentena me agarré fuerte a las palabras de Rosa Montero, y sin darnos cuenta fuimos muchos los que nos lanzamos a sus juegos literarios. Un día nos propuso escribir un relato con dos personajes (que no desvelaré para que los descubráis) y de ahí han salido 168 historias, todas distintas y sorprendentes, escritas por personas de medio mundo, de todas las edades, profesiones, intereses e inquietudes. La aventura cogió forma de doble libro digital y desde el 30/09 está a la venta en Amazon; su recaudación solidaria irá destinada a Acnur.


Mi relato se titula Pasos en la azotea y comienza así:

Como cada mañana, Amparo sube temprano a la azotea a tender las sábanas. Con los primeros rayos de sol, sus lienzos manchados de carmín ya ondean al viento. Mientras se secan, remolonea por la terraza sin quitarle ojo al palomar; una especie de casita sin ventanas, que se yergue en mitad del tejado y en la que cree recordar, apenas cabía un camastro y una silla. De chica, los chavales del vecindario jugaban allí. Entonces había jaulas de madera, y muchas palomas. Algunas pertenecían al padre de Andrés, otras eran aves migratorias que hacían un alto en sus largos viajes desde África o aún más lejos. Los adultos no les dejaban acercarse. Podéis enfermar si las tocáis, decían. Aquella prohibición no hacía sino avivar su rebeldía. La destartalada casita poblada de aves se convirtió en cuarto de juegos y lecturas. Refugio infantil en el que no tenía lugar el hambre ni la guerra. Amparo recuerda aquellos días con nostalgia. ¡Qué lejanos le parecen! Y, sin embargo, cuando sube a tender, cuando mira hacia la caseta, por un momento vuelve a tener quince años, y le parece escuchar nítidamente el arrullo de las aves, y la voz de Andrés hablándole de África


¿Qué os parece? ¿Ganas de saber más...?


También os comento que en noviembre, una antología de 30 de estos relatos será editada en papel gracias a la iniciativa de Maru San Martín. Relatos seleccionados por un jurado y entre los que tengo el orgullo de estar incluida.


Y sin más, os dejo las palabras de Rosa, que explica mucho mejor todo este loco y feliz proceso:

Esta bonita historia empezó el 14 de marzo, con el confinamiento. Era tal la angustia reinante que pensé en hacer algo para intentar animarnos un poco. Y se me ocurrió organizar encuentros en vivo en mi Facebook todos los miércoles y sábados. Muy pronto las citas se convirtieron en un taller de escritura creativa; fueron seguidas en directo por cientos de personas y en diferido por miles. Provenían de diversos rincones del planeta y se arremolinaron en torno a mí, pillándome tan de sorpresa con su apasionado entusiasmo que me vi arrastrada, o más bien levantada en volandas. Ese hermoso huracán me hizo volar.

Hicimos diversos ejercicios, y uno de ellos consistió en definir un personaje con sólo dos frases. Mandaron más de cuatrocientas definiciones; escogí seis, y entre ellas la gente votó dos. Para entonces llevábamos más de tres meses de taller y decidí poner punto final. Pero les sugerí que no dejaran de escribir y que redactaran un cuento en el que interactuaran los dos personajes. ¡Madre mía! Fue como tirar una piedra contra un panal de abejas: inmediatamente se levantó un enjambre zumbando y brillando y dibujando rizos en el aire. Rosely Dalterio dijo que deberían hacer un libro con los cuentos; Andrea Aquino propuso que yo escribiera el prólogo, a lo que accedí de inmediato. Enseguida la española Alejandra Albert y la mexicana Chantal Mas abrieron dos grupos de Facebook para organizarlo todo. Y se pusieron a revolotear y a fabricar miel de manera afanosa.

Para ello formaron varios equipos: de administradores, de editores y de diseñadores gráficos. Decidieron hacer dos libros y donar las ganancias a ACNUR. No tengo palabras para expresar la increíble labor que han desarrollado, el impecable nivel profesional. Al final reunieron ciento sesenta y ocho relatos; provienen de veinte países y sus autores tienen entre doce y setenta y seis años. Los he leído todos: son buenísimos, algunos en verdad extraordinarios. Ha sido una especie de fiebre colectiva, un brote de genialidad que se ha extendido como un incendio a través del mundo: casi puedo visualizar el globo terráqueo chisporroteando aquí y allá con el entusiasmado afán de estos locos divinos. Los libros saldrán el treinta de septiembre, en versión digital, en la editorial mexicana Literálika. Esta explosión de creatividad y empática alegría ha surgido en la más negra noche de la pandemia. Todo lo han hecho ellos, incluso poner los títulos (En Cuentos con Rosa, Carmín, y En Cuentos con Rosa, Chocolate). Es una prueba innegable de que la luz y la esperanza existen.

Rosa Montero.

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