por Zadie Smith
Salamandra, 2017
432 páginas
En el norte de Londres, dos niñas se sienten distintas a las demás. Son mulatas, ni blancas ni negras. Se reconocen al instante y entre ellas se forja una sólida amistad. Comparten el color de la piel, y la pasión por el baile, pero solo una de ellas tiene un verdadero talento, Tracey. La narradora no tiene el don de la danza y admira fervorosamente a su amiga. Sin duda, la descripción de esos lazos invisibles, de las amistades de la infancia, es una de las partes más potentes de la novela. ¿Quién no recuerda a su primer/a amigo/a? Con este libro, que arranca en los años 80, pasaremos de la infancia de las niñas a su vida adulta, de su amistad férrea a la indiferencia, y de Reino Unido a Estados Unidos y África. El libro me enganchó en sus primeras páginas, pero a pesar de su calidad, a mi juicio le sobra extensión y adolece de falta de ritmo en ciertos pasajes. Con todo ello, es una amena y reflexiva lectura y pretendo leer más de la autora, concretamente su primera novela: "Dientes blancos"
#24
#Lecturas2021
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