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miércoles, 21 de enero de 2015

Querido Diario: Día 20

Me gusta esa Ana, y su niño. ¡Y qué mal han debido pasarlo! Estarán bien con Marta y su madre. Tienen que ayudarse mutuamente...

Día 20
Ayer Chia-Kang me estaba esperando al llegar a casa. Estábamos solos. Mi madre había salido a dar un paseo y no había rastro del grupo de amigos chinos de Chia. 
-Es hora de tú hablar con Chia, me dijo
-Sí, Chia, pero estoy cansada y quería irme a la habitación un rato porque...
Ante mi asombro, mi amigo se plantó de brazos cruzados impidiéndome avanzar por el pasillo. 
-No. Es hora de tú hablar con Chia, repitió. Chia no es tonto. Chia sabe que estás en un lío, gran lío. Siéntate aquí enfrente de Chia y empieza a contar todo. T-o-d-o
En otra ocasión, le habría intentado esquivar con alguna broma, y no le habría hecho caso, pero anoche, mi amigo estaba muy serio, como un padre con la cartilla de notas del hijo llena de suspensos. No tuve más remedio que claudicar.
Le conté todo. Absolutamente todo. Sus ojos parecieron achinarse más de lo habitual, pero esa fue la única expresión que capté. Durante la hora larga que duró mi confesión, no dijo nada. Ni hizo gesto alguno que revelara su estado de ánimo.

Cuando mi madre entró al piso, llevábamos unos minutos en silencio. Su ¡hola chicos! nos hizo volver a esa falsa naturalidad que arrastrábamos antes de la conversación. 
-Traigo patatas y calabacín, ¡ya verás qué rica la tortilla, Chia-Kang -mi madre siempre le llamaba con el nombre completo-!  
Y siguió hablando de las bondades de la dieta mediterránea mientras desaparecía en la cocina. Su voz amortiguada nos volvió a dejar uno frente al otro. Casi en susurros, Chia habló más claro que nunca.
-Marta, no entiendo porque no decirme antes este problema.Yo tengo contactos. Somos muchos de China aquí. Somos gente trabajadora, gente silenciosa, gente que conoce gente y nos ayudamos unos a otros. Quiero que estés quieta unos días. Déjame hablar con mi gente. Ellos son muy listos, saben cómo moverse. Dile a Ana y su hijo que vivan aquí en casa. Y cuando tu madre no mire, pásame fotos, datos, direcciones,.... Marta, ya te he dicho que no ser tonto. 
-Gracias, Chia, pero este asunto no es fácil, y tú eres un estudiante empollón, no has sacado esa nariz chata que tienes de los libros nunca, y ya ves de qué es capaz esa gente que tiene a mi hermano...
-Marta, no todo el mundo es lo que parece. Tal vez tengas que conocerme más... ¿Ponemos la mesa antes de que tu madre venga con la tortilla verde?


(sigue)
No queda nada de la tortilla, mi madre y Chia hablaron mucho durante la cena, pero yo estaba tan alucinada con el cambio de personalidad de mi amigo que no sabía cómo reaccionar. Mañana llamaría a Ana y el pequeño Pedro. Sí. Era buena idea vivir todos juntos. Juntos seríamos más fuertes. Por cierto, esta es la receta de la tortilla de mi madre. ¡RECETA! 

martes, 20 de enero de 2015

Querido Diario: Día 19

Si mis cálculos no fallan, hoy Marta nos contará si ha podido hablar con la tal Ana López-Gómez Huecha y a ver si me entero de una vez de cómo desapareció su hermano,... ¡Esto es un sin vivir!

Día 19
Ana López-Gómez Huecha ha perdido a su marido. ¡Esto ya me parece demasiado! Además, tiene un niño pequeño, acaba de cumplir 2 años. La desaparición fue quince días antes que la de mi hermano. Recibió la misma oferta falsa de trabajo, acudió a la falsa entrevista y no lo ha visto desde entonces. También recibió una carta en la que le decían que si llamaba a la policía habría consecuencias. En su caso, los muy sinvergüenzas la amenazaron con no volver a ver a su hijo. Mientras me lo cuenta, el pequeñín, que se llama Pedro como el padre, intenta que juguemos con él. ¡Qué guapo es! He estado con ellos en el Parque Grande José Antonio Labordeta, en el jardín botánico.  Nos ha parecido un lugar seguro (adjunto MAPA), junto a la palmera mexicana. De ahí fuimos hasta la Rosaleda. Allí encontramos un banco discreto y hablamos de todo lo que no podíamos hablar con otra persona más en el mundo. Se sorprendió de mi valentía, de cómo la había encontrado, y de que siguiera todavía en la ciudad y no me hubiera asustado tras ver mi esquela en el Heraldo de Aragón. Ella no había hecho nada. No sabía qué hacer. Salió de su pueblo andaluz con engaños para no asustar a sus padres ni a sus suegros. Les dije que estábamos con Pedro, que trabajaba en un lugar sin acceso al teléfono, que yo les llamaría. Les miento cada día desde hace tres meses, Marta. ¡No puedo seguir mintiendo más y se me acaban los recursos para mantenernos! He empezado a ir a comedores sociales, y a pedir ropa, porque no tengo mucho dinero, y si lo pido a mi familia, sabrán que está pasando algo...

Me sentí afortunada. Yo tenía una beca muy pequeña de la Universidad, pero servía para comer y pagar la habitación. Ella, había venido con una mano delante y otra detrás.

Me conmovió mucho saber que había ido a buscar a su marido en lugares que ellos visitaron años atrás, en un viaje de fin de semana cuando eran novios. 

-He estado recorriendo el Monasterio de Piedra, me dijo. ¿No has estado allí?

Le dije que no y me recomendó que viera este ENLACE

Llámame tonta, pero pensé que podía esperarme allí, fue un lugar mágico para los dos, ¿sabes? Creí que nos encontraríamos y nos iríamos a casa. Pero pasé todo el día. Hasta el cierre a las 18:00 allí, mirando y caminando, muerta de frío, con el peque cansado, y preguntando como siempre por su papi.. ¡Esto es muy duro, Marta! 

Su marido también era científico, ¡como mi hermano!, y al quedarse en paro, vio aquel anuncio en prensa y fue a la entrevista. Le pregunté si tenía algo que su marido le diera para guardar, o si le avisó de que podía pasarle algo, pero no lograba recordar nada de eso.

-Ana, ahora no estás sola. Te vigilan, saben dónde te alojas y que estás sola. Tenemos que hacernos invisibles, y trabajar en equipo. Mi madre está aquí. Puede cuidar de Pedro y tengo amigos... ¡Vamos a por ellos! 

Ana derramó unas cuántas lágrimas, de alegría, dijo y me abrazó con mucha fuerza. Entre sollozos oí que me daba las gracias y decía que sí, ¡vamos a por ellos!

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domingo, 18 de enero de 2015

Querido Diario: Día 18

Tal vez su madre la disuada de seguir detrás de esa gente,.. que tampoco sé de qué son capaces, pero ya se intuye que no tienen buenas intenciones. Tal vez, Chia-Kang, con sus artes chinas le sonsaque la verdad y Marta decida ir a la policía,... porque esa es otra... ¿por qué no van a la comisaría?

Día 18
Escribo ahora que todos duermen. Estoy en el baño, y he puesto una toalla bajo la puerta para que no se vea luz y vengan a rescatarme, creyendo que me he desmayado o algo así. Veamos, tengo muchos frentes abiertos por resolver. 


a) Mi madre. Tengo que decirle la verdad. He dado con la gente que tiene a Javi, y ellos saben dónde vivo, así que no podemos volver al piso y quizá corremos peligro..
b) Chia-Kang. Le diré que le he hecho delinquir, al entrar en un piso sin permiso para llevarnos documentación. ¡Espero que no deje de hablarme! 
c)No puedo ir a la policía. No creerán nuestra historia, pero he dado con otras personas como nosotros, que también tratan de recuperar a alguien de su familia. Aquí tengo todo para encontrarles. Mañana mismo empiezo. Pero antes voy a hablar con mi madre... ¡Deseadme suerte!

(sigue)
Creo que hemos despertado a todo el edificio, pero ya está decidido, soy mayor de edad y voy a encontrar a mi hermano. Mi madre tiene que entenderlo. Tal vez a Chia-Kang no le diga nada por el momento... y le pida que recoja mi ropa del piso. A él no le reconocerán.

Y mañana iré a tomar café cerca de la casa de una tal Ana López-Gómez Huecha y la seguiré hasta poder hablar con ella. Mientras tanto, dejaré de ir unos días al Barrio de Torrero,... ¡tal vez no sea muy bien recibida por ahí!

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sábado, 17 de enero de 2015

Querido Diario: Día 17

¡Está buscando a su hermano! Y no parece que se haya ido de casa, sino algo más serio. Estoy preocupada por ellos. Hasta le he cogido cariño a Chia... ¿le habrá gustado la gastronomía canaria?

Día 17
No puedo sentarme a escribir tranquilamente. Mi madre no deja de hacerme preguntas y mirar todo lo que hago, así que me he puesto a actualizar el trabajo pendiente de la Universidad, o perderé mi plaza de investigadora ¡que ya es lo que me faltaba! 

Chia ha invitado a unos amigos y están hablando en chino todo el rato, pero a mi madre le divierte. Creo que de esta me va a salir bilingüe. Madrugaré mucho para poder escribir todo a solas, y ver cómo sigo en la búsqueda de Javi. ¡Le echo tanto de menos!

¡Hasta mañana!

viernes, 16 de enero de 2015

Querido Diario: Día 16

¿Persecución en coche por las calles de Zaragoza? ¡Ya lo que me faltaba por oír es que la perseguidora llevase un arma de fuego y disparase a Marta y Chía! Este diario es de todo menos el típico diario de una chica veinteañera... ¡Yo esperaba versos de amor y dibujitos color de rosa, y resulta que la dueña podría protagonizar una de Tarantino!... Y ahora de carreritas con el coche...


Día 16

¿Dónde hay un coche de policía cuando lo necesitas? Eso pensaba mientras veía cómo el Opel Mokka azul se acercaba cada vez más. No había duda. ¡Eran mis queridos delincuentes! La chica más joven conducía, y de copiloto, el hombre. ¡Que parecía bastante enfadado! Chia-Kang tras haber expulsado sus problemas, estaba tan atemorizado que ni hablaba y yo solo quería que un coche de policía nos interceptara y decirle que nos iban siguiendo unos ladrones de identidad, que me habían publicado una esquela, que me impedían encontrar a mi hermano, al que llevaba meses siguiendo el rastro de ciudad en ciudad. La verdad es que era complicado, pero no sabía cómo salir de atolladero. El semáforo estaba en ámbar, y recordé que ese cruce era muy problemático, así que lancé mi órdago. Dejé el Pº Sagasta y giré bruscamente hacia la Avenida Goya, y con suerte no me embistió una camioneta de cervezas que subía en sentido contrario. 





Pero, mi perseguidora no tuvo tanta suerte. Cervezas, espuma, un conductor enfadado, coches tocando el cláxon por todas partes y el Opel Mokka azul muy abollado y con sus ocupantes lamentándose a grito pelado... Eso ví por el retrovisor, y a toda velocidad fui hacia un lugar seguro en el que poder leer los documentos qué había robado en el piso del Barrio de Torrero. 


(sigue)
Chia-Kang está mejor. Hemos llevado el coche a un lavadero, para que lo limpiaran bien por dentro, y le he invitado a tomar una manzanilla. Le ha vuelto el color (amarillo) a la cara, y como es muy buen amigo, no me ha preguntado nada. 
-Tú saber qué haces. Yo, amigo, pero tú debes pensar qué haces.
Nos deja a mi madre y a mí quedarnos en su piso, ahora está libre una habitación y no habrá problema con su casero.
Por fin me he quedado sola. Mi madre está cocinando con Chia, dice que le va a enseñar a hacer sancocho canario, y unas buenas papas con mojo picón, que ya vale de tanto arroz y tanta salsa de soja... ¡Pobre Chia! ¡Si cree que yo soy testaruda, buena es mi madre! Mientras oigo a mi madre gritarle en la cocina (¿por qué cuando no sabemos el idioma de un interlocutor solemos gritarle? ¿Es un defecto español o internacional?) he sacado los papeles robados de mi escondite. Primera página. Marta Expósito Jandía. Y una fotografía reciente, ¡estoy entrando en casa con una maceta! Está toda mi vida aquí, dónde nací, estudié y hasta los novios que he tenido... ¡no entiendo nada! ¿Cómo? ¡También incluyen a Chia-Kang! Bueno, estarán de broma, ¿no?..
A ver, dice que no soy peligrosa, que será fácil 'hacerme desistir de la búsqueda', y que con el truco de la esquela saldré hacia Canarias llorando y muerta de miedo. ¡Qué simpáticos! Bueno, de mamá no dicen nada, ni tampoco si mi hermano está en Zaragoza o lo han llevado a otra ciudad, ni si está bien... ¡Tato! ¡Te voy a encontrar, y esto será un mal sueño, ya verás!

Miré el resto de documentos, había más fotos, y por lo visto, eran también familiares y amigos de otros jóvenes como mi hermano. Apunté bien sus nombres, y datos para localizarles, ¡tal vez unidos, lo consigamos! O tal vez, así, si somos un grupo más numeroso, por fin la policía nos haga caso. 
-Marta, ¡a cenar! 

¡Estoy hambrienta! ¡Hasta mañana! ¡Os dejo la receta del SANCOCHO, por si os apetece probarlo!

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Día 14
Día 15

jueves, 15 de enero de 2015

Querido Diario: Día 15

Creo que en términos policiales, nuestra Marta está cometiendo un allanamiento de morada. Y muchas otras dudas me asaltan, ¿estaré perjudicándola al escribir su diario en el blog? ¿Y si los sospechosos lo leen y la denuncian? No sé qué hacer,... pero bueno, ahora que están dentro...¡tendré que seguir sus pasos! (por si tengo que echarles una mano...)

Día 15
Como una loca empecé a abrir y cerrar cajones, mirar carpetas, buscar en armarios y todo con el ruido del insecticida de fondo. El piso no era el habitual de un matrimonio maduro. No había fotografías de ellos, ni cuadros hortera, ni muebles de los ochenta. No había imanes en la nevera, ¡no había casi nada en la nevera! Por no haber, ¡no había televisión! Parecía una casa semi vacía con cuatro muebles de Ikea, y ¡una foto mía acompañada de abundante texto! Había otras caras, una carpeta entera. Lo metí todo dentro del mono, y acudí a rescatar a Chia-Kang.

-Mareo, veo todo estrellitas que giran, y giran....
-Vamos, Chia, ¡no te pongas ahora a hacer el tonto, que esto es profesional!

Y asiéndole del brazo estiré de él hasta la puerta de entrada, dónde llave en mano me miraba fíjamente la más joven de todos (la que me dio el mensaje de la maceta de col decorativa, ¿os acordáis?

En ese preciso momento me di cuenta de que no llevaba la peluca ni las lentillas, y me había abierto el traje mientras buscaba en el piso. Fueron dos segundos, los justos para huir de allí a toda velocidad arrastrando al mareado Chia-Kang... y por las escaleras. Estaba casi en la planta calle cuando escuché.. 

-¡Alto! ¡Ladrona! Vas a arrepentirte de esto. Sabemos dónde encontrarte... pero el resto de la conversación me lo imagino, porque ya estábamos en la calle, y yo con las llaves del coche en la mano para llevar al pobre Chia-Kang lejos de todo ese embrollo.

Estaba claro que a casa no podía ir. Y tenía que avisar a mi madre, pero sin alarmarla.

-Mamá, estoy en la Universidad. He oído que hay un aviso de bomba en nuestra calle. Sí. Aún están comprobando si es auténtica, mamá, pero estoy segura de que lo es. Coge todo y vente para acá. Cogeme algo de ropa también, por fa. ¡Pero tranquila, eh, que no quiero que te asustes!

Sí, seguramente mi madre se debió morir de miedo, pero es que es muy cabezona, y si no, no hay manera. Mientras tanto, Chia-Kang seguía algo ido en el asiento del copiloto, y muy pálido. 

-¿Estás bien? 
-Por favor, necesito bajar del coche
-No puede ser aún, espera un poco. Aguanta. Es importante
-Es que necesito bajar,  Marta
-Abre la ventanilla y seguro que se te pasa,... ¿Chia? ¡Chia-Kang! Hombre, no vomites dentro del coche, que además es tuyo,... ¡Ay! ¡Qué peste! ¿Qué desayunas? ¡Buf! Y ahora con este tufo... ¡mira qué eres, Chia! 

La broma nos duró poco. En el retrovisor ya se dibujaba muy cerca un Opel Mokka azul. No se distinguía bien la matrícula, pero estaba segura de que era extranjera,... 

-Agárrate, Chia-Kang. Vamos a saltarnos unos semáforos...

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Día 14

miércoles, 14 de enero de 2015

Querido Diario: Día 14

¡Esta chica está fatal de la cabeza! ¿Que dice que va a entrar a casa de unos sospechosos para fumigar? Llevo sin dormir un par de días, ¡esto pasa de castaño oscuro! ¿Y quién será el o la tal Chia-Kang? 

Día 14
¿Qué os parece? ¿Daremos el pego o qué? 


Breaking Bad ha sido una gran inspiración. Así, como Walter White y Jesse Pinkman hemos salido de casa esta mañana, dirección a casa de los delincuentes.  Chia-Kang es mi amigo, mi mejor y único amigo en Zaragoza (es que llevo poco tiempo y no tengo tiempo de mucha vida social) pero no le he explicado exactamente en qué consistía la misión, para no asustarle. Solo le he dicho que tenía que ayudarme, traer su coche y forrar de papel de aluminio unos botes de insecticida del supermercado. 

-Es un juego, Chia-Kang. Un experimento sociológico para mi tesis. Tú no hables, y si hablas, ¡en chino! A todo lo que yo diga, asiente y si te digo corre, ¡pues corre! ¡corre mucho! 
-Marta, creo que estás otra vez tomando mi pelo, y sabes que a cambio me tienes que acompañar a las clases (ENLACE) ¡aprender chino es fácil!
-Sí, también me dijiste que era fácil comer con palillos, y ya sabes lo qué me pasó...

Me refería a mi pequeño truco, algo que a Chia-Kang no le gusta nada, ¡y está algo resentido! Por eso, tengo que ir a sus clases de chino, ¡es mi penitencia!

Por cierto, aquí van mis truquillos con palillo. Por si os vienen bien... ¡Con una pinza, arreglado!


También incluyo el modo ortodoxo, para que no digáis que no os dejé intentarlo...



Bien tempranito cogimos su coche y vestidos a los Breaking Bad tocamos el portero automático del 4º A. La voz del hombre era la misma, y nos abrió sin ningún tipo de remilgo. Esta vez cogimos el ascensor. No sé cómo pude contener la risa al vernos reflejados en el espejo, con esos trajes,... El señor, vestido esta vez nos esperaba con la puerta abierta. 
-Buenos días,le dije a través de mi respirador. Tardaremos unos 15 minutos. Espere en el rellano.
-No, bajaré al bar, llevo días sin salir de casa y me vendrá bien darme un garbeo, pero ¿está segura de que luego puedo volver a entrar sin mascarillas de esas ni nada?
-Sí. En media hora podrá hacer vida normal en su casa. Sin cucarachas. ¡Tenemos que empezar, y le estreché la mano! El tiempo es oro.
Cuando cerré la puerta tras de mí, con toda esa casa a mi disposición casi grito de júbilo. Chia-Kang me miraba atónito. No podía saber cuáles eran mis motivos para entrar ahí, así que le dí el insecticida y le dije que rociara a conciencia el baño y la cocina. 
-Hasta vaciar el bote, ¿entiendes? ¡Todo bote!
Mientras él se dirigía a la charada, comencé a buscar algo, no sabía qué, pero tenía que arrojar luz a todas mis preguntas. 


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martes, 13 de enero de 2015

Querido Diario: Día 13

¡¡¡¡Muchacha, que te va a pasar algo y sólo yo lo sé y no tengo ni idea de cómo encontrarte!!!! Aunque en Zaragoza todos decimos que es una pañuelo, lo cierto es que cuando quieres cruzarte con alguien, no hay forma de coincidir. Depende de lo que pase hoy, ¡he pensado ir en persona a esa casa del Barrio de Torrero!... 

Día 13
Subí las escaleras hasta el cuarto piso, y llegué a la puerta A. Me recibió una simpática alfombra, que no parecía propia de un grupo de delincuentes... 


De hecho, es muy parecida a la que me regalaron cuando me mudé a Zaragoza...


Pero bueno, pongámonos serios, que yo ese día iba muerta de miedo. Me temblaba hasta el flequillo cuando toque el timbre. Estaba segura de que no me reconocerían, pero había olvidado qué iba a decir cuando me abrieran la puerta, ¡si es que alguien abría! Volví a tocar el timbre, y entonces sí oí pasos acercándose y una voz ronca de hombre que decía al otro lado: ¿Quién es? La improvisación, los nervios,... todo junto me llevó a decir: Soy de control de plagas. Un vecino ha alertado de que hay una invasión de cucarachas, ¿no sé si ustedes lo han notado en su vivienda? 

El hombre carraspeó y dijo que no, que en su casa no había cucarachas. Así que seguí con mi discurso: quería avisarles de que mañana entre las 10 y las 11 pasaremos por todos los pisos para desinfectar la zona de cocina e inodoros. Si no se hace en todas las viviendas, las cucarachas salen por otro lado y... ¡no hay manera! ¿Les va bien esa hora? Para mi sorpresa la puerta se abrió, y un hombre de unos cincuenta y tantos años, demacrado, sin afeitar y en bata y pijama me dijo que a esa hora estaría él. Que si había que pagar algo, o tomar alguna precaución. Le dije que si estaba acatarrado, como parecía, sería mejor que esperase en el rellano mientras mi empresa trabajaba, serían unos diez minutos como mucho. Estrechamos la mano, cerró la puerta, bajé a la calle temblando de pies a cabeza, y maquinando mi estrategia del día siguiente. Necesitaba un mono, guantes, mascarilla y algún tipo de producto desinfectante... 

Después tenía diez minutos para fisgar esa casa de arriba abajo. ¡Qué orgullosa estará mi madre cuando se lo cuente dentro de diez o veinte años, pensé, porque como se entere ahora, me cruza la cara y me lleva atada hasta casa!

¡Y también necesitaba un compinche! Tendría que pasarme por la Universidad a adelantar algo de trabajo y hablar con uno de mis colegas, ¿todavía no os he hablado de Chia-Kang



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lunes, 12 de enero de 2015

Querido Diario: día 12

Esta chica es la bomba. ¿Va a seguir a una sospechosa en bicicleta? ¿Seguirá vigilando a la falsa ancianita que atiende el puesto de flores para difuntos? ¡Esto puede terminar mal!  Y en todo este caos había olvidado que Marta buscaba a un hombre, ¿quién es él?

Día 12

Vigilar a alguien sin ser visto, tiene su dificultad. Pero si tienes hambre y hace frío,...¡aún más! Mi falsa abuelita Adela estuvo toda la mañana atendiendo a los clientes.Nada fuera de la normalidad de una vendedora de flores. Pensé que no iba a cerrar nunca, pero a eso de las 13:30 echó la persiana delantera, cerró la portezuela de acceso al puesto y salió hacia el centro del barrio a paso rápido. La seguí a distancia, pero más de una vez tuve que echar un trotecillo, ¡vaya con Doña Adela! Por la dirección que tomaba, sus pasos me volvían a llevar a la calle Lasierra Purroy, y en el portal del número 313 sacó la llave y abrió. 



La puerta quedó suspendida durante un par de segundos antes de cerrarse, lo justo para que yo pudiera colarme en el hall y ver como el ascensor subía y paraba en el cuarto piso. Tenía los buzones a mi derecha y busqué algún nombre que me resultara familiar. En el 4º piso había solo dos posibilidades. Letra A y letra B. Ningún dato más relevante. ¿Y ahora qué? ¿Subía y llamaba al timbre como si tal cosa? ¿Eran peligrosos? ¿De verdad querían matarme o solo asustarme? Apunté los nombres de los vecinos del cuarto piso y me disponía a irme, pero en la puerta de entrada alguien quería entrar, asi que subí el primer tramo de escaleras para ver sin ser vista. Entró una mujer con un niño cargado de libros. La mujer debía ser su madre y le estaba cantando las cuarenta. Por lo visto el chaval había sacado malas notas y prefería jugar al fútbol. Esperaban al ascensor, pero estaba ocupado. Al llegar abajo, oí la voz de otra vecina. Se saludaron. 

-Buenos días, Chon. 
-Hola familia, ¿qué tal el colegio Luis?
-Mira Chon, mejor no preguntes del tema, ¡que contentos nos tiene! ¡No hay forma de hacerle estudiar!
-Ay, esta juventud,...
-¿Y tu marido cómo se encuentra?
-Mejor, mejor,.. pero muy acatarrado, ¡es que está todo el barrio con el virus!
-Sí, sí,... bueno, Chon, te dejo que tengo la comida a medias y mira qué horas.

Se despidieron y ante mi sorpresa ví salir del edificio a mi vigilada. Resulta que Doña Adela se llamaba realmente Chon y ¡tenía un marido! ¿Sería su marido la persona que yo iba buscando? Bajé al buzón y leí tres nombres en el 4º A Manuel Peralta Alfocea. Ascensión Benedicto Ciércoles. Lourdes Peralta Benedicto. Según mis cálculos, ahora él estaba sólo en casa. ... ¡Me armé de valor y subí!

 
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domingo, 11 de enero de 2015

Querido Diario: Día 11

Por un lado tengo miedo, y eso que no soy Marta. Por otro, ¡estoy deseando que llegue a esa funeraria 'Caelum' y descubra el misterio! ¡Vamos a leer,...!

Día 11
Mientras el bus 34 se acercaba de nuevo al Barrio de Torrero, busqué 'Caelum' en Internet. DEFINICIÓN. Un nombre atípico para una funeraria. Volví a apearme en la puerta del Cementerio. El puesto de flores donde recibí el mensaje estaba abierto, había una señora en el mostrador pero no era la misma que conocí días antes. Era mayor, quizá a punto de jubilarse, y su cara me resultaba familiar. 

-Perdone, hace un par de días, me atendió en este puesto otra mujer. Me habló de una planta muy curiosa, y quería preguntarle algunas cosas más. 

La mujer me dijo que ella era la única propietaria y nadie más atendía el puesto. Que debía equivocarme. Yo estaba segura de que era el mismo puesto, pero no quise seguir con el interrogatorio, estaba claro que todos trataban de engañarme por algún motivo, aunque estaba convencida de que con mi peluca y mis lentillas de color, no podían reconocerme. (*Uso lentillas y guardaba unas de color azul que me regalaron en la óptica, sin duda este era el momento de estrenarlas)

Seguí mi camino hacia la calle Lasierra Purroy nº 313. Allí no había ningún cartel de 'Caelum', y en los bajos del edificio, el local comercial era una tienda de animales, cerrada en domingo. Claramente, 'Caelum' era una tapadera,... pero mi única pista. Decidí hacer guardia frente a la puerta con discreción. Creo que esa mañana, desgasté los zapatos de tanto pasear arriba y abajo, y hacer llamadas ficticias con el móvil. Habían pasado un par de horas y la espera tuvo sus frutos. La mujer joven, la primera que vi en el puesto de flores, salió a la calle con garbo y entró en una especie de garaje contiguo. ¡Seguro que iba a salir en coche, y entonces no podría seguirla! ¡Tenía que buscar un puesto de Bizi! Busqué en la aplicación BIZIZARAGOZA y ¡alucinad! ¡En Torrero no hay ni una estación! ¡Era el colmo! Enseguida un coche salió del garaje. Opel Mokka Azul. Matrícula extranjera



Y al volante, la mujer. Traté de correr detrás del coche, pero enseguida los perdí de vista. ¡Mañana volveré con bicicleta, pensé, pero hoy tengo que seguir el rastro de las flores! Y así, me acerqué de nuevo hasta el puesto de flores, pero esta vez a una distancia prudente. Allí seguía la señora que me resultaba familiar. ¡Tan familiar!... ¡Claro! Era la viejecita a la que acompañé en el cementerio. Doña Adela, aunque con unos años menos, ¡y por lo visto, también le gustaba disfrazarse! ¡Ella también estaba implicada!.. Pues no se escaparía, no señora. 

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sábado, 10 de enero de 2015

Querido Diario: Día 10

Todavía estoy aterrada. ¿Os imagináis leer vuestra esquela el día que, supuestamente, vais a morir? Lo de Marta ya no sé por dónde cogerlo. Ella busca a alguien, pero alguien la busca a ella... O quieren alejarla de la verdad, con este escabroso asunto. ¿Qué hará hoy? ¿Estará muerta de miedo y se irá de Zaragoza con su madre sin mirar atrás?

Día 10
Avisé a la Universidad de que no podía ir esa mañana, recuperaría el trabajo pendiente otro día. Y con mi ejemplar de Heraldo de Aragón en la mano, acudí a la sede del periódico, en el Pº Independencia, 29. Sabía que alguien me estaba vigilando, así que salí de casa... digamos que disfrazada. Mi madre no lo aprobó y se quedó en casa pegadita al móvil, pidiendo que le enviara mensajes cada cinco minutos. Antes me había hecho un gran favor, comprarme una peluca, ¡como la de Uma Thurman en Pulp Fiction! y así, salí hacia Heraldo de Aragón por recorridos diferentes a los que suelo emplear para ir al centro. (Este era mi look, pero sin cigarrillo) 


En la recepción de Heraldo de Aragón  pregunté por la sección de esquelas, quería saber quién había puesto la que llevaba mi nombre y apellidos. Se me ocurrió una treta para lograrlo... 

-Buenos días, soy familiar muy cercano de esta chica (mostrando la esquela), ¿sabe? ¡era mi hermana gemela! y quería agradecerle personalmente el detalle de publicar la esquela al responsable,.. pero no sé cómo encontrarle.

En recepción no podían revelar datos de otras personas, pero insistí,...

-Se lo ruego, es por una buena causa. Toda la familia vivimos en Santa Cruz de la Palma y no sabemos qué amigos tenía en Zaragoza mi hermana. Vino con una beca universitaria, para hacer el Doctorado, ¿sabe? ¡Todavía no nos creemos que ella no esté! (ahí, lloriquee de forma muy convincente)

-Déjeme consultarlo, pero no le prometo nada. ¿Quiere un klínex?

El recepcionista salió un momento, y me dejó moqueando ruidosamente con el pañuelo de papel. No podía salir de allí sin una respuesta. Era crucial. 

-De veras que lo siento, he consultado con mis superiores y no puedo facilitarle los datos, pero... si que puedo darle el nombre de las Pompas Fúnebres que hicieron el trámite.

-¿El trámite?

-Sí, para poner una esquela es necesario aportar el certificado de defunción y muchas veces son las propias funerarias quiénes se encargan, para no hacer pasar a la familia por más recuerdos dolorosos...

-¡Entiendo! ¿Y qué Pompas Fúnebres dice que fueron?

-Se llaman "Caelum", están cerca del Cementerio, en el Barrio de Torrero. C/ Lasierra Purroy, 313

Le agradecí la información, y salí para allá con una idea algo disparatada de lo que estaba pasando...


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