domingo, 19 de junio de 2011

Paseante dominical (en bici)

Ojalá los problemas de la vida vinieran en bici y nosotros también. Sería una justa, justa. Podríamos verlos venir y esquivarlos, dar un golpe de manillar o derrapar para que ni nos rozaran. O al verlos en nuestros carril podríamos pedalear más fuerte, adelantar y dejarlos atras. Pequeños, insignificantes para siempre. Y si pincháramos o se saliera la cadena, podríamos arreglarlo con nuestras propias manos. Sin intermediarios. Definitivo, dadme una bici y moveré el mundo.

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