¡Qué curioso ejercicio ese de imaginar cómo serán los doce próximos meses!
Meses nuevos a los que se pide que mejoren a los que dejamos atrás.
¡Qué responsabilidad!
Quizá con el año 14 fuí poco exigente.
El 13 fue tan redondo, tan perfecto, que al año siguiente le dejé libre albedrío.
Nada le pedí, así que poco puedo reprocharle, de hecho, ¡debería darle las gracias!
Fue un año viajero, un año familiar y de amistad, un año de retos laborales, de desafíos personales, de aventuras teatrales, de querer mucho, de recibir mucho cariño.
Así que al 15 le voy a volver a dar cheque en blanco.
Que haga y deshaga a su antojo.
Que siga sorprendiéndome y que los disgustos sean leves.
Para qué imaginar, si vivirlo será mucho mejor...
Que sea este 15 un año bonito, y también para ti.