Hace semanas que no escribo un cuento.
Tengo las manos nerviosas, y los ojos tristes.
Deambulo mohína por las calles. Calles que parecen unas iguales a otras.
No me impresionan las luces de Navidad, ni las personas que se entrechocan cargadas de bolsas.
Hace semanas que no escribo un cuento, ¡y es hora de poner remedio!
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