Día 9
No quiero salir de la cama, no puedo dejar de llorar y estoy muerta de miedo. El teléfono ha sonado con insistencia desde ayer, hasta quedarse sin batería. No tengo fuerzas ya. Emprendí este viaje hace meses, con la esperanza de poner un final feliz a la oscura historia de mi existencia, y solo encuentro más oscuridad y más dolor.
(Llaman a la puerta con insistencia, la aporrean, una voz de mujer la llama por su nombre,... finalmente, atemorizada y con un cuchillo de cocina en la mano Marta se acerca a la puerta... Mira por la mirilla con todo el sigilo posible y ve a su madre,...)
-¿Mamá? ¿Eres tú? ¿Estás sola?
-Hija, claro que soy yo, ¡abre de una vez, estoy muy preocupada! ¿Estás bien?
(Marta abre la puerta, tira el cuchillo y se funde en un abrazo interminable con la mujer. Ambas lloran, lloran durante mucho tiempo. Al fin, la madre le coge la cara y la besa cien veces)
-Hija mía, ¿estás bien? ¡Mi niña! ¡Recibí una llamada! Me dijeron que habías tenido un accidente, que estabas muy grave,... ¡Ay, corazón mío! ¡Feliz cumpleaños, no te vuelvo a dejar irte nunca más! No nos separaremos,..
Sí, es 9 de enero. Es mi cumpleaños. Y de momento, estoy viva. No sé quién le dio ese susto de muerte a mi madre para hacerle cruzar toda España, pero ahora mismo, tenerla cerca es lo único que me anima a seguir. Ha bajado a comprar una tarta y velas,... ¡Las soplaremos juntas!
Mi madre ha subido con una tarta de chocolate, ¡espectacular! y una carta para mí. ¡Seguro que es una felicitación!... (la abro con impaciencia)...
Bueno, parece que alguien me ha puesto una esquela en Heraldo de Aragón. Mi entierro será mañana. Mejor no le diré nada a mi madre, pero mañana tengo unas cuantas cosas que hacer....
¡FELIZ CUMPLEAÑOS!
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