por Haruki Murakami
Tusquets, 2005.
Escrita en 1987
392 páginas
392 páginas
Quizá haya llegado tarde a esta novela de Murakami que todo el mundo parece que leyó al final de su adolescencia y que por el recorrido del personaje principal bien podría ser un "guardián entre el centeno" a lo japonés. Lo digo porque me he encontrado con una novela de búsqueda, de ese drama interior que es crecer y hacerse adulto; ese tratar de ubicarse en el mundo; un mundo en el que no crees encajar en modo alguno. También relata el despertar al amor, la sexualidad, el desamor, y su variada gama de grises. Porque esta novela lo tiene todo, habla de madurar y enfrentarse a situaciones duras y nuevas como la muerte o la enfermedad mental y también destila una profunda soledad. El protagonista, Toru Watanabe es un joven que comienza a estudiar en la Universidad de Tokio en los 60, lejos de casa, e inicia su camino a la vida adulta sin una meta definida. Estudia por estudiar, sin tener una verdadera vocación ni ambición. Atrás deja un trágico suceso, el suicidio de su mejor amigo, Kizuki, que le ha marcado más de lo que cree. En la ciudad se reencuentra con Naoko, la que fuera novio de su amigo, a la que descubre todavía muy afectada por la muerte de Kizuki. En el pasado, los tres eran una piña y solían pasar mucho tiempo juntos. Con el paso de los días, la amistad entre la misteriosa y taciturna Naoko y nuestro protagonista deriva en una especie de enamoramiento, pero tras una noche juntos Naoko desaparece. La muchacha sigue muy afectada por la pérdida de Kizuki y sus padres la ingresan en una especie de sanatorio en la montaña. Toru irá a verla tras semanas de relación epistolar, con un guiño a Tomás Mann y 'la montaña mágica', y desvelarán sus sentimientos aunque el tratamiento de la chica exige tiempo y paciencia. Mientras tanto, el solitario protagonista conocerá a una compañera de clase, la perfecta antítesis de Naoko, una chica extrovertida que tira de la manga de Watanabe para sacarle de su voluntario aislamiento del mundo, que podría ser capaz de cambiar su forma de mirar el mundo, pero... Hay mucho más, por supuesto, hay muchos otros guiños literarios por ejemplo a Fitzgerald y su Gatsby y la música está muy presente en todo el libro, desde el subtítulo que hace referencia a la canción de Beatles a otros temas que llegarán de la mano de otro de los personajes, Reiko. Con esta novela, la popularidad de Murakami despegó y tras ella no ha vuelto a escribir otra en clave realista, sin ficciones ni ensoñaciones. Pensándolo mientras escribo tal vez es mejor no haber leído este Tokio Blues a mis dieciocho, es ahora dónde se percibe todo el dolor y el sufrimiento que lleva aparejada la edad adulta. Algo así debe pensar el prota porque toda la novela parte de un recuerdo tras escuchar el Norwegian wood... #23 #Lecturas2024
No hay comentarios:
Publicar un comentario