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domingo, 16 de marzo de 2014

Paseante dominical (Cuento con nombre y apellidos)

Pedro, el joven aprendiz de zapatero reparte día tras día los encargos de su maestro por toda la ciudad. Un trabajo de alto riesgo para él, un chico tan delgado que más de una vez ha estado a punto de ser arrastrado por el viento. Sin ir más lejos, el otro día casi desaparece sobre los tejados. Menos mal que el pescador que vive en la plaza le enganchó con su caña. De no haber sido por su rápida intervención, vaya usted a saber dónde habría volado...

Desde entonces, Pedro pasa a menudo por la plaza a dar las gracias al pescador, y ver a Eva, su hija. Le gusta cómo salta a la comba mientra cuenta y se inventa canciones: El zapatero no sabe saltar, una y dos, tres y cuatro. El zapatero, no sabe contar, cinco, seis, siete y ocho. El zapatero no sabe ni hablar, nueve, diez y vuelta a empezar... ¡Salta conmigo, joven zapatero! le dice y Pedro se pone colorado como un tomate y sigue a toda prisa con sus recados por toda la ciudad.

Pedro y su maestro han probado muchos trucos para evitar que el viento le lleve por los aires, pero esta vez parece que han dado con la solución. El gran maestro zapatero le ha fabricado unas botas de suela de plomo. Pisa fuerte ahora el joven Pedro y no hay viento que le detenga. Cada mañana, con paso firme y seguro reparte zapatos y botas sin miedo a nada. Pedro ahora es capaz de todo. Hasta de saltar a la comba con Eva, y va a demostrárselo.

Eva le cede uno de los extremos de la comba y da la señal. A la de tres, salta, como lo hago yo. Una, dos y ... tres. Sus plomizos zapatones no estaban hecho para saltar, y Eva se reía de él. El zapatero no sabe saltar, una y dos, tres y cuatro. El zapatero, no sabe contar, cinco, seis, siete y ocho. El zapatero no sabe ni hablar, nueve, diez y vuelta a empezar... Pedro no estaba dispuesto a rendirse. Levantó el dedo índice hasta el cielo, comprobó que no había demasiado viento y sin pensarlo dos veces se quitó las botas. Con su mano libre asió la de Eva y ella reanudó su cuenta adelante... Una, dos y... tres. Los dos cogidos de la mano ascendieron rápidamente hasta el tejado más próximo y desde ahí emprendieron un viaje sobre la ciudad que terminó en lo alto del campanario. La comba les hizo de ancla y pudieron asirse a la veleta y ver el mundo desde lo alto. Desde entonces, Pedro y Eva quedan todos los días para volar juntos...


Cuento dedicado a Pedro Zapater Delgado, 
el joven de pies grandes que me puso alas para volar.

miércoles, 23 de abril de 2008

#Cuentocontigo: Como pez en el agua


Cuento para la recopilación "Soy Canalla" de relatos de periodistas aragoneses. Editado por la Asociación de la Prensa de Aragón y presentado con motivo del Día de Libro y San Jorge, el patrón de Aragón.
(Ya tenía ganas de poder ponerlo aquí en el blog, espero que os guste) Lo escribí en febrero de 2007 pero hasta esta semana lo he tenido ahí guardadico...

“Como pez en el agua”
  • Peripecias de un becario en su primer día en Radio del Mar Se cumple un año de la misteriosa desaparición de Antonio López, el periodista de Radio del Mar. Ni la colaboración ciudadana ni las pesquisas policiales han logrado esclarecer el caso y las esperanzas de encontrarle con vida empiezan a decaer. En su homenaje, todos sus compañeros de la emisora donde ha trabajado más de 30 años realizaremos un programa especial desde el Estudio Azul, dónde fue visto y oído por última vez. El becario Oscar Portillo leía y releía la entradilla entre dientes. Era su primer día en la Radio del Mar, y el jefe de local le había confiado una locución para el avance informativo. Le temblaba todo el cuerpo y no dejaba de sudar…Un gesto desde la cabina de control le indicó que quedaban ¡diez segundos!, nueve, ocho, siete… -“concéntrate en un punto y libera los nervios”-, se decía…cinco, cuatro, tres, … -“¡el pez!, ¡mira al pez! -¿¡Qué hace una pecera aquí!?- pensó”- Y mientras seguía, hipnotizado, las idas y venidas del pececillo, algo atronó en sus auriculares ¡DENTRO! Oscar habló por primera vez por un micrófono sintiendo que esa noticia y él seguirían caminos paralelos. Su intuición no le falló porque al salir del estudio le encomendaron su primera pieza: entrevistar a los compañeros de la radio y saber cómo recordaban a Antonio. “Hola, soy de informativos y estoy haciendo un reportaje sobre Antonio… ¿dónde le viste por última vez? ¿erais amigos? ¿nombre y cargo?...”. Una a una fue recorriendo las mesas de la redacción con su cuestionario pero nadie le prestaba atención.
  • -“Me voy a una rueda de prensa, lo siento” -“Hombre, ¿ya han llegado los becarios?” -“¿Antonio? ¿Banderas?” -“Eh, que esa grabadora es mía. ¡Píllate otra!” Desesperado decidió volver al Estudio Azul y replantearse la estrategia de investigación en soledad. Allí, además de un pez que parecía -¿sonreírle?- encontró a su primera entrevistada gamuza en mano. -“Hola chaval. ¿Eres el becario de verano?... Anda que no he visto yo a becarios ni nada… Y en la redacción no te han hecho ni caso ¿no?. Tú no te achantes, que todos han sido novatos antes que frailes…Te lo digo yo, que me conozco a toda la profesión”. Oscar se sinceró con ella y así consiguió sus primeras declaraciones profesionales: -“Vi a Antonio por última vez aquella mañana temprano –comenzó-. Él llegaba antes que yo o quien sabe, igual ni salía de este estudio. Pasaba horas pegado al micrófono y mirando su pecera. Esa mañana, como otras, nos tomamos el cafelito juntos mientras yo preparaba el fregoteo. Le gustaba preguntarme de mis cosas y, sobre todo, de los marinos que faenaban en alta mar. Vivo en el barrio de la playa ¿sabes? y cuando los hombres salen a la pesca y no hay noticias, nos unimos mucho toda la vecindad. A él los temas de la gente le interesaban de verdad... No sé si sabes que Antonio era –titubeo-… ES hijo y nieto de marineros pero, como nació con el brazo izquierdo dormidito, pues, no le dejaron salir a la pesca y claro, se volcó en el estudio. Luego se puso a trabajar para ayudar a su madre y solicos tenían que apañárselas, mientras el padre y los hermanos regresaban con dineros de la pesca…¡había que comer!. Como tenía buena letra y era espabilao le cogieron de chico para todo cuando abrió la radio y fue progresando hasta hacerse reportero. Un día entrevistó a un ingeniero extranjero que se quedó tan impresionado del resultado que regaló una antena especial para que la emisora se pudiera oír por todo el pueblo. La debieron orientar hacia el océano porque tiempo después, algunos marineros que volvían de muy lejos contaron que habían cogido la frecuencia y escuchaban las noticias del pueblo… Imagínate, ¡parecía un milagro! Antonio recibía cientos de cartas y llamadas de las familias de los que andaban a cientos de kilómetros y él comenzó a leerlas en su micrófono… tantas llegaban que se creó una programación sólo para la gente de la mar conducida por Antonio. ¡Treinta y tantos años se ha pasado el hombre delante de este micrófono y ha hecho feliz a tanta gente! … Uno de los últimos días que hablamos me comentó que ahora que ya no vivía su madre, ya era libre para irse al mar y nos reímos porque él no sabía ni nadar… ¡fíjate!.Yo, chico, creo que se ha ido en un barco y está dando la vuelta al mundo…o le han llamado las sirenas... Es lo único que se me ocurre pero, a veces, por las mañanas, cuando entro en este estudio y miro su pecera, no sé… me da el corazón que sigue aquí dentro…Pero eso no lo escribas ¡eh!”. Y dicho esto se fue con su plumero para otra parte. Oscar siguió atónito un buen rato y de nuevo el pez y su alegre ir y venir le devolvió a la realidad. Seguro que si pudiera hablar le contaría que había pasado con el tal Antonio… “Qué me dices sardinilla ¿te lo comiste o qué?...” Y libreta en mano, el becario se fue a buscar más declaraciones… El Estudio Azul volvió a quedar en silencio. Pronto comenzaría el programa especial de homenaje al periodista desaparecido y el pez no iba a perderse palabra. ¡Qué pena que su memoria fuera tan breve, porque sí no se acordaría de lo que pasó hace un año...! Durante unos segundos se quedó parado. Se había olvidado de que la aleta izquierda no se mueve y le entró claustrofobia. De nuevo la amnesia le envuelve y, decidido, retoma su paseo acuático, con su única aleta, cierra los ojos y sueña con el mar... –Por unos instantes, parece estar sonriendo-

lunes, 19 de noviembre de 2012

#Cuentocontigo: La lectora


Quería ayudar. Ayudar a cualquier persona. Pero no sabía muy bien cómo. No le parecía bien coger del brazo al primer octogenario que encontrara para cruzar la calle porque en su barrio cruzaban por dónde querían y todos los coches frenaban. Le hubiera gustado que alguien le hubiera preguntado por el nombre de una calle, tal vez un extranjero, pero con los idiomas y su despiste para el callejero del barrio, la cosa habría sido un fiasco.Tampoco tenía dinero para dar limosnas o comprar comida, ni ropa para donar, ni sabía hacer nada útil, la verdad... En realidad solo sabía leer y escribir. Así que un día se sentó en la acera y abrió un libro. A los pocos minutos ya tenía alrededor a un buen grupo de mirones. Solo uno se atrevió a preguntarle.

-¿Qué lees?
-Sin noticias de Gurb
-¿Y de que va?
-Bueno, acabo de empezar... Pásate en una hora...
-De acuerdo.

Una hora después, el preguntón volvió a pasar
-¿De qué va?
-Si te lo cuento no te lo leerás
-No pensaba leerlo
-¿Por qué no?
-Porque no sé de qué va.
-Está bien. Te leeré la contraportada.
-Pero que sea en voz alta, por favor..

Y ella leyó los párrafos de resumen de la contraportada y el curioso dijo que cuánto le quedaba para terminar la novela.
-Un par de horas más
-De acuerdo. Entonces volveré para que me leas desde el principio
-¿Y por qué no lo lees solo?
-Porque no sé..
 -¿Por qué no vas a que te enseñen?
-Porque creo que no me servirá de mucho
-Entonces, no te leeré en voz alta.

Y desde aquel día, nuestra protagonista se sienta y lee con la mente, y el preguntón acude puntual y la mira, y le pide que le cuente la historia, pero ella se niega, dice que será muda hasta que él no quiera aprender a leer y escribir.

Han pasado cuatro días y el preguntón ha venido a verla con un cuaderno en blanco, varios bolígrafos y le ha presentado a su mujer y sus siete hijos... Dice que ya no puede vivir sin una buena historia...

lunes, 11 de enero de 2021

#Comelibros: Marta

Marta
por Víctor Juan

Pregunta ediciones, 2020
198 páginas



Marta comenzó como un cuento en 2007 y fue creciendo hasta convertirse en esta delicada novela, ambientada en Zaragoza y con referencias a Ansó. Marta es el nombre del primer amor de Javier, y treinta años después se reencuentran en la farmacia en la que ella trabaja. Ambos han vivido vidas muy diferentes, pero las palabras que hicieron nacer su amor adolescente todavía siguen encendiendo la chispa que tal vez ambos necesiten. Entre los pliegues de esta historia de amor, Víctor Juan nos introduce en la profesión de Javier, periodista y poeta frustrado, que encontrará en la capital aragonesa a un duro enemigo con el que combatir con la fuerza de sus palabras y su incorruptible personalidad. Y protagonista de todo esto, como testigo mudo, la escultura de Manuel López: "Pareja paseando bajo un paraguas" que sigue en Zaragoza haciendo soñar a los enamorados del amor, y es la perfecta portada para el libro. Da gusto empezar así el año lector.

#01
#Lecturas2021



viernes, 22 de junio de 2007

Ser novelista y no morir en el intento

Tres claves para escribir novelas y seguir vivo "para contarla..."
1. Si eres de un pueblo pequeño, es mejor no hablar mal ni del municipio ni de sus habitantes.
Véase el ejemplo de Pierre Jourde, que con el libro Pays perdu ha ofendido tanto a los vecinos de Lussaud (Francia) que estos, le atacaron física y verbalmente. Ahora, el asunto está en los tribunales galos.
Parece que muchos personajes de la ficción y sus sórdidas vidas se parecen en exceso a las de algunos habitantes del pueblo y no se han visto "favorecidos".
2.No hables de los árabes ni de su religión y no intentes hacer dibujos al uso. Puede que Salman Rushdie te pueda ayudar a esconderte de por vida, y la Reina de Inglaterra te dé un título honorífico, pero olvídate de dar un paseo, comer fuera o irte a la Semana Fantástica del C.... Inglés. Los Versos Satánicos no fueron una buena idea, Salman...
3. Y si eres Mort Rainye (Johnny Depp) ¡por favor, demuéstrale a John Shooter (John Turturro) que no plagiaste su cuento! porque si no... (La Ventana Secreta. David Koepp 2004) La peli está basada en un novelita de Stephen King (por cierto, ¿este tío dormirá bien por las noches?)
Postdatas: Si no has visto/leído "El Nombre de la Rosa", no te digo nada pero... vete olvidando de pasar las páginas como los abuelicos desdentaos, anda... y toma ejemplo de Gabo al que sus convencinos están tan agradecidos por su novela "Cien Años de Soledad" que casi le cambian al pueblo el nombre real por el de ficción. De hecho, la realidad la supera tantas veces...
Datos de interés, Corín Tellado sigue escribiendo. En sus buenos momentos, dos novelas por semana. Ahora, se las dicta a su nuera... ¿será contagioso?

viernes, 20 de marzo de 2015

días y DÍAS


Hay días y DÍAS. Hoy es uno de esos con MAYÚSCULA, porque me he reencontrado con alguien muy querido, que sigue muy presente en mis decisiones y mi forma de pensar y vivir la vida. Eduardo, ¡cuánto te echamos de menos! Me hubiera gustado tanto decirte que hoy he leído un cuento mío (y les ha gustado) en un colegio que está EN LA CALLE que lleva tu nombre y les he hablado de ti y de todo lo bueno que hiciste por nosotros. Os invito a visitar su calle, en el Bº de San José, y entrar al cole y conocer a sus maestras, maestros y alumnado. ¡HAY DÍAS GRANDES, HOY ES UNO DE ESOS!